'Adopta un abuelo' estrenará una red social para internacionalizar sus planes de voluntariado
La fundación de Alberto Cabanes cuenta con 13.000 voluntarios, 1.500 donantes particulares y 50 empresas aliadas
Hace seis meses, el programa Siempre Acompañados de la Fundación La Caixa destapaba una cifra terrorífica: tres millones de mayores de 65 años viven solos en España. En 2021, casi dos años antes de divulgarse este dato, el INE sólo contabilizaba 1,8 millones de españoles en semejante situación.
El envejecimiento de la población agravará la epidemia de la soledad en el horizonte más inmediato: a la elevada esperanza de vida, alrededor de 80 años, se suma una tasa de natalidad (niños nacidos en un año por cada 1.000 habitantes) del 6,8%. En 1978, fecha de entrada en vigor de la Constitución, nacieron en el país 636.892 niños. En 2022 fueron 329.251.
‘Adopta un abuelo’ es una iniciativa singular que pretende inyectar entre esos mayores sin familia o acompañantes un mínimo optimismo. Esta fundación tecnológica que opera a través de la web y de una app dispone de hasta 20 programas pensados para esa masa creciente de veteranos, aunque todo comenzó con el voluntariado, muy centrado en acompañar a esas personas unas horas durante un día de la semana.
Alberto Cabanes, 35 años, CEO y fundador, explica que, aparte de adoptar medidas obvias como los incentivos fiscales a la natalidad, una de las soluciones de futuro pasa por «replantear la arquitectura con inmuebles que inviten a vivir en comunidad, igual que ocurre en los colegios mayores, donde hay un espacio personal, pero también áreas de interacción».
Con 20 trabajadores en plantilla, Adopta un Abuelo cuenta con 450.000 usuarios de 25 países registrados (13.000 son voluntarios activos), unos 300.000 seguidores entre Instagram y Tik Tok, 1.500 socios y 50 empresas donantes entre las que destacan BBVA, Caixabank, Axa, KPGM, PwC, Seguros Santa Lucía o la scaleup Civitatis. Los socios particulares inyectan una media de 150 euros anuales con la ventaja de que la mayor parte de esta cuantía es deducible en la declaración de la renta. El ticket medio de las compañías asciende a 5.000 euros.
«Los donantes son la base de nuestro modelo de negocio -señala Cabanes-. Y son los que nos permiten cerrar acuerdos con residencias y diseñar nuevos programas». Además del voluntariado presencial, el CEO cita acciones de éxito como Abuelos Hackers (ideada para reducir la brecha digital), Flower Power, un taller que mezcla pasodobles y reggaetón, Mi Abuelo es la Caña (cervezas en compañía), Sueños (desde visitar el estadio del Atlético de Madrid hasta viajar por vez primera a París), Cumpleaños (se organiza una fiesta al mes; a la última acudieron 70 voluntarios) o Una Carta para un Abuelo (misivas navideñas digitales pero también del puño y letra de chavales de 600 colegios).
Se avecina un salto cuántico
La app permite a la fundación controlar en tiempo real el acompañamiento a los mayores y saber desde dónde se registran los usuarios (la mayoría procede de México, Argentina y EEUU). Funciona en español e inglés y a partir de septiembre compartirá protagonismo con la red social de Adopta un Abuelo. «Queremos que cualquier persona de cualquier país pueda acompañar a un mayor en cualquier parte del mundo, colaborando también con residencias a nivel internacional», anticipa Cabanes. Sólo el 1% de los centros que firman acuerdos con la fundación se da de baja.
Hacia dónde vamos
«La sociedad actual es individualista y vive a un ritmo frenético –reflexiona el CEO–. Tampoco es sencillo encontrar pareja o atreverse a tener hijos en una gran ciudad (salarios bajos, inflación). Respecto a los mayores, observo dos tendencias en España: están quienes sienten por ellos una absoluta veneración y quienes expresan cada vez más alto lo que un amigo mío denomina yayofobia. Este segundo grupo compara sus salarios míseros o sus dificultades de acceso a una vivienda digna con 3.000 euros de pensión (y las subidas decretadas desde los poderes públicos) y piensan que están heredando un país en condiciones mucho peores que las que tuvieron esos mayores para hacer carrera y progresar. Ojalá haya un pacto entre generaciones».