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Economía

España y Francia se alían para desterrar las calderas de gas frente al 'no' de Meloni y Scholz

Se calienta el debate entre los defensores de la electrificación y los que apoyan los gases renovables

España y Francia se alían para desterrar las calderas de gas frente al ‘no’ de Meloni y Scholz

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente francés, Emmanuel Macron. | Europa Press

España, Francia y otros trece países más se unen para firmar una carta que insta a la Comisión Europea a incentivar el uso de medios alternativos a las calderas de gas de las viviendas, como pueden ser las bombas de calor. Un plan que no ha contado con el sí de los gobiernos de la italiana Giorgia Meloni y el alemán Olaf Scholz, muy dependientes sus países hoy del gas. «Hay que aumentar los esfuerzos en la descarbonización», han insistido los países firmantes, con el objetivo de desterrar el uso de esta fuente clave en el sector de calefacción y refrigeración.

Uno de los debates más calientes en el sector está siendo la pugna entre los defensores de la electrificación y los que apuestan por el uso de gases renovables, principalmente el biometano. En cada bando se posicionan organismos y empresas que tiran de un lado o de otro dependiendo de sus intereses económicos o sus ideales. La opción de las bombas de calor se han fortalecido tras, según comentan fuentes del sector, el pinchazo de la burbuja de la aerotermia (que permite a través de placas solares electrificar un hogar de forma íntegra).

Este escenario se da tras la aprobación hace unos meses de la directiva de eficiencia energética en edificios, que prohíbe las subvenciones a las calderas fósiles en 2025 y establece su eliminación total en 2040. Los países que acompañan a Sánchez y Macron en esta iniciativa son: Austria, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Grecia, Irlanda, Luxemburgo, Malta y Portugal.

Una medida que provocó ruido en algunos sectores en España. Así, la asociación que defiende los intereses del gas en nuestro país, Sedigas, aseguró que esa directiva «no prohíbe, en ningún caso, las calderas de gas ni establece la obligatoriedad de sustituirlas por bombas de calor». Además, advirtió que «fiarlo todo a esta tecnología iba en contra de la idea de una transición justa al resultar económicamente inasumible para muchas familias. También carecía de sentido limitar el uso de ciertas soluciones tecnológicas sin considerar la complejidad y características técnicas de las viviendas».

Fuentes del sector aseguran que la negativa de Italia y Alemania, entre otros países, se debe a que «el país gobernado por Meloni cuenta con un mercado sin nucleares, que depende del gas, mientras que los alemanes han cerrado todas sus centrales nucleares y ahora depende más que nunca del gas y del carbón». Entre los países, aparte de alemanes e italianos, que también han rechazado esta medida favorable al fin de las calderas de gas son estos diez: Países Bajos, Finlandia, Suecia, Bélgica, República Checa, Croacia, Hungría, Polonia y Rumanía y Bulgaria.

La carta firmada por España

En la carta firmada por España se asegura que «descarbonizar el sector de calor y frío es clave para alcanzar los objetivos climáticos de la UE». Por otro lado, se añaden una serie de datos: «Los edificios suponen el 42% del consumo de energía final en Europa y el 35% de las emisiones totales. El 80% de energía de los edificios se consume para necesidades de calor y frio. Además, la industria supone el 25% del consumo de energía final, siendo su principal consumo el de calor y frio. De la energía demandada, el 91% procede de combustibles fósiles». Por último, señalan que «descarbonizar el sector ayudará a reducir la dependencia de combustibles fósiles, seguridad y suministro, reducir la pobreza energética, la integración del sistema energético y aumentar la flexibilidad del sector».

Los firmantes apuntan a que muchos países ya han reducido su consumo de gas significativamente «gracias al aumento de las renovables«. Así, según el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, «la sustitución de 30 millones de calderas fósiles residenciales por bombas de calor reduciría el consumo de gas y fuel en la UE un 36%». Y sentencian: «De cara a ir electrificando el calor para una Europa descarbonizada, los países firmantes piden a Bruselas un plan de acción. Aparte de sustituir calderas fósiles por bombas de calor en las viviendas existentes, todas las nuevas viviendas se deberían construir sin sistemas de calderas fósiles, imponiéndose directamente la bomba de calor, para evitar que los compradores de nuevas viviendas tengan que realizar inversiones para reformar integralmente su sistema de calefacción».

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