THE OBJECTIVE
La otra cara del dinero

Hacienda va bien; los ricos, mejor; nosotros, regular

Aquellos con alto patrimonio neto han crecido un 5,6%, pero cuatro de cada 10 se plantea buscar un segundo empleo

Hacienda va bien; los ricos, mejor; nosotros, regular

La vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero interviene en el acto electoral, a 7 de junio de 2024, en Sevilla, Andalucía (España). | Francisco J. Olmo, Europa Press

Hace justo un año, Pedro Sánchez dijo que la economía iba como una moto. Hace un mes, se corrigió: no va como una moto, sino «como un cohete». En los próximos días puede caernos alguna metáfora cuántica, sideral, cósmica. O a lo mejor se acuerda de que está a punto de cerrarse el plazo para hacer la declaración de la renta y se corta un poco. Veremos.

Ojo, a Pedro Sánchez no le falta razón. Él está al frente del Gobierno español. Y al Gobierno español las cuentas les salen últimamente mejor que bien. Hace unos días se hizo público que en los tres primeros meses del año Hacienda nos ha recolectado un 7,5% más que el año pasado: un extra de 4.235 millones de euros. Da para bastante combustible de cohetes.

La proeza probablemente le valga el Premio Nobel de Economía a la ministra María Jesús Montero. La hábil estratagema de la que se ha valido con astucia sobrehumana consiste en no ajustar las tablas progresivas del IRPF a la inflación. Lo que economistas menos astutos llaman deflactación. 

En la UE son menos avispados: en la mayoría de los países miembros se deflacta automáticamente gracias a (o por culpa de, según se mire) una regulación específica. Pardillos… En España hay que ponerse a ello. La última vez que se hizo fue en 2015, con Mariano Rajoy en el Gobierno. Pardillo…

Según un informe de Kantar, la cesta de la compra básica cuesta un 47% más que hace cuatro años. Con 50 euros ya no llenas ni los carritos más raquíticos del Mercadona, pero sigues pagando exactamente el mismo IRPF. Solución: comprar chope en vez de salchichón. Todo sea por el cohete. 

El problema es que la cosa se está poniendo complicada incluso para el chope. De aquellos 4.235 millones de euros extra de Hacienda, la mitad, 2.120 millones, salieron de las retenciones que nos aplican a las pensiones y los sueldos. No está de más echarle un vistazo a la nómina en vez de ir directamente al salvador ingreso en la cuenta corriente. Mire, mire, y eche cuentas… El adjetivo «bruto» aplicado al salario adquiere últimamente un regusto a broma de mal gusto.

Pero tranquilos, siempre hay una solución. ¿Qué tal trabajar un poquito más? Una encuesta del Informe Europeo de Pagos de Consumidores de Intrum muestra que cuatro de cada 10 españoles se plantean buscar un segundo empleo para hacer frente a sus gastos. Todo sea por el cohete.

En el cohete, a cambio de los sudores que nos exprime Hacienda, nos dirigimos a un futuro mejor, más igualitario. Gracias al afán justiciero de la izquierda, estamos barriendo España de ricos insolidarios

Bueno, en realidad el tema de los ricos está un poco parado. Quizá el Gobierno acecha arteramente para dar el zarpazo en el famoso 2030. Porque, según el Informe sobre la Riqueza Mundial 2024 de Capgemini, el número de individuos con un elevado patrimonio neto pasó de 237.400 en 2022 a 250.600 el año pasado, es decir, un buen incremento del 5,6% que supera por poco la media global (5,1%) y más holgadamente la europea (4%). 

El socialismo español vino a salvarnos de la dictadura de la derecha a finales de los años 70. Después de asegurarse heroicamente de que Franco estaba bien muerto en su cama de El Pardo, inició una serie de reformas que tuvieron su punto ideológicamente más álgido con la arenga proletaria de Carlos Solchaga, ministro de Economía de 1985 a 1993 (y antes otros tres años de Industria, no era precisamente flor de un día): «España es el país en el que es más fácil hacerse rico, y en menos tiempo». 

Corría el año 1988. Todos lo celebramos con jolgorio y alborozo. Tres años después de incorporarnos a la Unión Europea, empezábamos a levantar cabeza. No es que pudiéramos permitirnos un coche mejor, un mesecito entero en la playa… No. «Hacerse rico». En España quedó inaugurada la era del pelotazo, plagada de enladrilladores con una conciencia social orientada a la compra de yates y la degustación de marisco. Pero no pasaba nada, todos teníamos la conciencia tranquila: no era codicia liberal, sino sana alegría socialista de vivir.    

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