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Economía

Así fue el discurso del profesor Jesús Huerta de Soto a su discípulo Javier Milei

El economista, referente del mandatario, le dedicó unas palabras en el acto donde fue premiado por el Juan de Mariana

Así fue el discurso del profesor Jesús Huerta de Soto a su discípulo Javier Milei

Jesús Huerta de Soto, durante el discurso.

El presidente argentino, Javier Milei, recogió el pasado viernes en el Casino de Madrid un premio de la entidad Instituto Juan de Mariana, y en aquel acto coincidió con el economista Jesús Huerta de Soto, uno de los máximos referentes del mandatario, que le dedicó un encendido discurso repleto de elogios a su figura con motivo del galardón.

«Hoy nos toca rendir homenaje a un hombre que no tiene miedo, que no duda en inmolarse en su sed por cambiar el mundo, a un hombre cuyo corazón vibra con fuerza al solo sonido de la palabra libertad», arrancó Huerta de Soto. El economista elogió que el presidente argentino persigue la libertad con «una energía y pasión que en la historia solo puede encontrarse entre los grandes héroes de la libertad».

«Milei ha sido capaz de darse cuenta con humildad de que solo se puede entender el mundo que nos rodea siguiendo el enfoque dinámico empresarial y creativo de la escuela austriaca de economía, que por cierto debería de llamarse escuela española, pues tiene su origen en nuestros escolásticos del siglo de oro», continuó Huerta de Soto.

Al hilo de esto, expuso: «Como nos enseña la escuela austríaca, el mercado es un proceso humano de cooperación voluntaria espontáneo y maravilloso que impulsa la creatividad y la coordinación, proceso que no se puede mejorar ni mucho menos sustituir por un estatismo cuya imposibilidad científica también la escuela austríaca ha demostrado».

Según desgranó Jesús Huerta de Soto, «la democracia se ha convertido en un sistema perverso que se basa en la mentira y en la compra de votos con dinero robado mediante impuestos». Fuerte a esto, ensalzó que «Javier Milei ha demostrado que es posible decir siempre la verdad y explicar la dura realidad a los ciudadanos y, aun así, que estos voten y apoyen masivamente las ideas de la libertad».

Así pues, indicó que «hoy podemos decir que el estatismo está herido de muerte intelectual, moral e históricamente y que es nuestra misión en este siglo darle la puntilla definitiva», una misión a la que, según dijo, contribuirá Javier Milei y los que le sucedan. «Escuchando a Milei, ahora me doy cuenta de que lo que yo siempre he sido o he querido ser es anarcocapitalista intelectual», expuso el economista en otro momento de su discurso.

Alegato final

Huerta de Soto concluyó parafraseando a Martin Luther King con su Yo tengo un sueño, y terminó su discurso exponiendo lo siguiente:

«Sueño con el día en que el Estado haya sido por fin desmantelado y solo sea recordado como una oscura y tenebrosa reliquia histórica. Sueño con un mundo en el que la lógica y razón de Estado junto con los conflictos sociales y violencia sin fin que generan hayan desaparecido por completo y para siempre. Sueño con un mundo sin Estados que quieran acumular el máximo de territorios y seres humanos a los que explotar y expoliar fiscalmente. Sueño con un mundo en el que los burócratas no laven el cerebro de nuestros hijos ni los consideren propiedad del Estado».

«Sueño con un mundo en que esa gran mentira que es el Estado del Bienestar haya sido sustituido por el verdadero bienestar sin Estado, especialmente para los más necesitados y vulnerables, y en el que la coactiva y prostituida Justicia social haya sido sustituida por la prosperidad sin límite del libre mercado y por la solidaridad humana voluntaria basada en el amor, que solo es verdadero si es libre, pero no si se impone con la coacción o la violencia».

«Sueño, por lo tanto, con un mundo voluntario autorregulado y anarcocapitalista, sí, y en el que todos los servicios públicos que hoy coactiva inmoral y malamente proporciona el Estado, incluyendo los de la justicia, el orden público y la prevención, represión y sanción del delito sean proporcionados, como explica la escuela austríaca, de forma plenamente moral eficiente y privada. Sueño, en suma, con un mundo en el que el ser humano se libre por fin de las cadenas del estatismo y pueda optar, por Dios, si así lo desea, con total libertad».

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