La inversión empresarial se hunde y está un 6,4% por debajo del último trimestre de 2019
Juan Bravo (PP) sostiene que el crecimiento del PIB se ha conserguido a costa del déficit y la deuda
Este martes, justo en el mismo día en que el Instituto Nacional de Estadística publicaba los últimos datos de Contabilidad Nacional que elevan la tasa intertrimestral del PIB al 0,8%, el Instituto de Estudios Económicos (IEE) presentaba su informe semestral de Coyuntura Económica. Un estudio en el que la economía española sigue teniendo una asignatura pendiente. Y esa materia no es otra que el bajo nivel de inversión empresarial que, en estos momentos, está todavía un 6,4% por debajo del último trimestre de 2019, mientras que en Europa, dicha variable se sitúa un 3,3% por encima.
Íñigo Fernández de Mesa, presidente del IEE, y su director general, Gregorio Izquierdo, fueron los encargados de presentar La competitividad como oportunidad para la mejora de nuestro bienestar, documento en el que, no en vano, se resalta una sorpresa positiva: el buen funcionamiento de la economía mundial en la primera mitad del año. Y ello, a pesar de las tensiones geopolíticas y de las políticas monetarias restrictivas en la mayoría de las economías avanzadas, lo que no ha impedido -remarca este think tank– que «los principales organismos internacionales están revisando al alza sus previsiones para el presente año, hasta tasas similares a las de 2023, entre el 3,1% y el 3,2%».
En lo que afecta a España -así lo señala el IEE-, nuestra economía también mostró en 2023 y en los primeros meses de 2024 un notable dinamismo. Fundamentalmente -advierte este organismo-, «por la evolución de las exportaciones de servicios, especialmente turísticos y por el aumento del consumo público». En cambio -resuelve el IEE-, «las exportaciones de bienes y la inversión han mostrado un comportamiento más negativo de lo esperado».
España lidera la tasa de paro más elevada
Así, y con las previsiones al alza, el IEE estima un crecimiento del 2,3% de media para 2024, con mayor dinamismo para la primera mitad del año y cierta moderación de la actividad en la segunda parte. Esto va a condicionar el escenario de 2025, razón por la que esta institución estima un crecimiento del 1,8%.
La renta familiar y el aumento del ahorro, junto al consumo, serán los principales acicates del crecimiento económico de 2024. Además, también serán beneficiosas unas condiciones financieras menos restrictivas, el buen comportamiento del sector exterior, así como impacto de los fondos europeos en la inversión. La resiliencia del mercado laboral ante crecimientos del PIB moderados serán igualmente determinantes.
Entretanto, la evolución del empleo -explica el IEE- «apunta a una continuación del dinamismo del mercado laboral en el segundo trimestre, con la afiliación a la Seguridad Social en máximos históricos».
No obstante, recalca el informe, a pesar del dinamismo del empleo, «nuestros niveles de paro continúan siendo elevados, con casi tres millones de desempleados y una tasa de paro que repuntó hasta el 12,3% en el primer trimestre, siendo la tasa más elevada de la UE, prácticamente el doble de la media europea».
Caída de la temporalidad, subida de costes
La nota positiva -sostiene el Instituto de Estudios Económicos- es que sigue bajando la tasa de temporalidad en el sector privado -que se sitúa en el 12,3%-, lo que supone un mínimo histórico, diez puntos porcentuales menos que hace dos años.
Estos buenos resultados de la ocupación reflejan que las empresas siguen esforzándose por mantener y reforzar sus plantillas de trabajadores en un contexto de costes más elevados. De hecho, el tejido empresarial está soportando mayores costes laborales unitarios que en los últimos años -en el primer trimestre de 2024 se sitúan un 20% por encima de los niveles de finales de 2019-. Al mismo tiempo, la productividad por ocupado continúa disminuyendo, de forma que su nivel en los tres primeros meses de 2024 se sitúa un 4,1% por debajo de los niveles precrisis.
En opinión de Fernández Mesa y de Izquierdo, «hay que destacar, dentro de los costes laborales, la notable subida de las cotizaciones obligatorias, que en el primer trimestre son un 22,6% superiores a las del mismo periodo frente a 2019». En este sentido -aclaran-, «España sigue siendo uno de los países europeos con mayores cotizaciones sociales pagadas por las empresas en porcentaje del PIB».
Descenso de la inflación subyacente
Con esta pérdida de intensidad en el ritmo de creación de empleo, la tasa de paro -estima el IEE- se estabilizará en el 11,6% este año y en el 11,2% en 2025. Así, el diferencial de tasa de paro con Europa apenas se reduce, puesto que, según la Comisión Europea, se mantendrá en el 6% en estos dos ejercicios.
En lo transcurrido en 2024, la inflación está mostrando cierta resistencia a la baja y se mantiene en tasas alrededor del 3%. El componente energético no solo ya no resta, sino que ha pasado a contribuir positivamente a la inflación general.
Y, aunque los alimentos han moderado significativamente el ritmo de avance de sus precios, la inflación subyacente ha frenado su ritmo de descenso, e incluso ha registrado un ligero repunte.
Una inflación por encima del 3%
Tanto en el caso de los alimentos como en el caso de los bienes industriales no energéticos, se espera una continuación en la senda de desaceleración de precios actual.
Sin embargo, el dinamismo de la demanda de servicios y el aumento de los costes de producción, sobre todo los salariales, podrían ser factores que dificulten la contención de precios en este sector. Desde el IEE, se espera que la inflación se mantenga en el 3,5% de media en 2024, a pesar de la desaceleración del componente subyacente (3%). De cara a 2025, la inflación general y subyacente podrían situarse en el 2,1% y el 2,3%, respectivamente.
Bravo: un PIB a costa del «déficit y la deuda»
En la misma línea de los economistas consultados por este diario (Santacruz, Barceló y Vidal) se ha manifestado el vicesecretario de Economía del Partido Popular. Juan Bravo considera que el aumento del PIB del primer trimestre de 2024 en un 0,8% es engañoso.
A su parecer, este dato no refleja una buena marcha de la economía española. Es más, Bravo sostiene que valores fundamentales como las exportaciones, la industria, la agricultura o las horas trabajadas «caen» y, por ello, el resultado de la evolución de la economía es «negativo».
Asimismo, concluye que el aumento del PIB en los tres primeros meses del año se ha conseguido a costa del déficit y de la deuda. «Es decir -apostilla-, más gasto público que vamos a dejar a deber, y eso ni es un crecimiento sano ni sostenible»