Moncloa bendice 'El último tango en París' de Globalia y los Hidalgo
La elevada deuda de Air Europa y su delicada situación patrimonial les empujan a cerrar con rapidez una integración
Los últimos ocho meses de Juan José Hidalgo, patriarca de Globalia, han sido probablemente los más turbulentos que le ha tocado vivir desde el estallido de la pandemia. Las informaciones que situaban a su hijo Javier en el centro del caso Koldo, sus vinculaciones con Víctor Aldama y las reuniones que le relacionaban con Begoña Gómez en plena negociación del rescate de Air Europa asestaron un duro golpe a la reputación de la compañía, muy dañada después de evitar la quiebra tras la pandemia gracias a una inyección de 475 millones de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y otros 140 millones de créditos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO).
Sin embargo, la verdadera preocupación de Pepe Hidalgo –quien ha vuelto a controlar con mano de hierro la aerolínea después de que apartara a su hijo Javier en 2021– ha estado en Bruselas. En diciembre del año pasado International Airlines Group (IAG), la matriz de Iberia, presentó por segunda vez ante la Comisión Europea su fusión con Air Europa, un proceso en el que ofreció una serie de remedies (cesión de rutas) que la UE consideró insuficientes y que terminaron por abortar la operación. El 1 de agosto se anunció oficialmente la ruptura y el pago de 50 millones a Globalia como indemnización.
Y Pepe respiró con alivio. Nunca estuvo de acuerdo con la operación, quizás recordando su histórica rivalidad con Iberia y la nostalgia de ver cómo -en su opinión- se malvendía el fruto del trabajo de todo una vida. Estuvo en contra desde que se cerró la primera negociación, cuando su hijo Javier acordó la venta por 1.000 millones a IAG, pero mantuvo la calma porque sus asesores le convencieron de que era la mejor opción. Y le sentó todavía peor que se renegociara el acuerdo por 500 millones tras la pandemia y los rescates de la SEPI, aunque terminó asumiendo que no había otra salida.
Discretas negociaciones
Pero ahora las cosas han vuelto a su punto de partida, a los primeros meses de 2019, cuando la compañía negociaba su venta a Air France y con mejores condiciones que las que posteriormente se acordarían con IAG, dicen algunos directivos. Y efectivamente, con Iberia fuera de la ecuación, los contactos se han retomado con Francia, como no podía ser de otra manera. Oficialmente, los directivos de Air Europa y Globalia sostienen que pueden seguir en solitario y que no necesitan una fusión para seguir en marcha, pero la realidad es dura e indica que el peso de su deuda y su delicada situación patrimonial, agravada por los préstamos de la SEPI, le obligan a buscar un acuerdo con un gigante internacional.
Y en Francia les han recibido con los brazos abiertos. Con el plácet de Hidalgo y, por tanto, la matriz Globalia, han comenzado unas discretas negociaciones en las que el objetivo es terminar fusionando las dos compañías. Unas conversaciones que se han intensificado este mes de septiembre entre las partes y que están «bastante avanzadas», según dicen quienes están al tanto de estos movimientos. Incluso se están produciendo ya las primeras reuniones formales, tanto en París como en Palma de Mallorca. No obstante, todavía falta que cuajen todos los detalles y que la operación encaje en el ambicioso plan de expansión de Air France.
Air France adquirió hace pocas semanas el 19,9% de SAS por 130 millones de euros y está pujando por entrar en TAP Air Portugal con la alemana Lufthansa y la angloqatarí IAG. La tarea es, por tanto, encajar estas adquisiciones con la eventual toma de control de Air Europa. ¿El precio? No está todavía sobre la mesa, pero no quedaría por debajo de la valoración de 500 millones realizada por Iberia de todo el negocio, incluyendo además el elevado pasivo de la aerolínea. Una negociación que también involucra a IAG, dueña del 20% de Air Europa.
‘Plácet’ de Moncloa
La operación está tan bien encarrilada que incluso ya cuenta con el plácet de Moncloa. En el Gobierno nunca tuvieron como primera prioridad la venta a IAG, pero tras la pandemia y la concesión del polémico rescate de la SEPI asumieron que era la manera más rápida de recuperar el préstamo de 475 millones. En su momento, Nadia Calviño llegó a reconocer que el principal objetivo del Ministerio de Economía era recuperar este dinero y dio a entender que era indiferente la forma en la que Air Europa lograra su salvación. Todo ello a comienzos de 2023, cuando se negociaba retomar la fusión entre las partes.
No hay que olvidar tampoco que la venta de Air Europa a Air France fue aprobada y validada por el Gobierno en 2019 -por la propia Calviño- antes de que se interpusiera IAG y convenciera a Javier Hidalgo de las bondades de unir sus fuerzas con Iberia. En este contexto, la posibilidad de que Globalia no pueda pagar los préstamos de la SEPI ha terminado de empujar al Gobierno a dar su apoyo a la operación y a impulsar las negociaciones.
El único hándicap es el tiempo. Globalia quiere cerrar el acuerdo con rapidez, pero los franceses no se quieren comprometer con plazos. La situación de Air Europa es muy compleja y no está claro cuánto tiempo más pueden aguantar en solitario. Al cierre del 31 de diciembre, la sociedad Air Europa Líneas Aéreas tiene una deuda de 766 millones a largo plazo y otros 52 millones a corto y cerró con un registro negativo de 499 millones de euros de fondos propios. Esto les obliga a equilibrar el capital mediante una ampliación que ya ha sido acordada por 200 millones de euros.
Última bala de Globalia
Al ser accionista único, Globalia deberá suscribir íntegramente este capital, montante que se suma a otros 200 millones que ya se prestaron a la compañía desde la matriz, como registran las cuentas del año 2023. Desde el grupo se indica que es un préstamo que se enmarca en la gestión de tesorería centralizada, pero también es cierto que engorda los desembolsos que ha tenido que asumir la compañía para mantener a flote a Air Europa en el último lustro.
De su abultada deuda, 645 millones se computan como pagos intragrupo. Y en ella 420 millones de los préstamos SEPI, de los que eventualmente 240 millones podrían convertirse en capital si es que el Gobierno decide convertir su préstamo participativo ante una situación de impago. Lo positivo es que el préstamo íntegro del Estado se debe pagar a partir del año 2026 y que los ingresos de la compañía se han disparado en 2023 hasta los 2.756 millones. Este año han registrado un beneficio neto de 165 millones, algo impensado después de la pandemia.
Con todo, es difícil que Globalia pueda seguir sosteniendo patrimonialmente a Air Europa durante mucho tiempo y por ello la opción de Air France surge como la solución que podría equilibrar la situación. ‘El último tango en París’ para los Hidalgo, el ‘last dance’ de Pepe Hidalgo y la llave para que el holding de una vez por todas se centre en lo que realmente está enfocado en este momento: el negocio inmobiliario y hotelero. Una bala que cuenta con el plácet de Moncloa, pero que habrá que utilizar con cabeza para que no se termine convirtiendo en un tiro al aire ni en un tango con final triste.