La Sareb decide en enero el futuro de Árqura tras paralizar su venta por la incertidumbre
La promotora del ‘banco malo’ tiene suelo para edificar cerca de 17.000 viviendas
La Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) ha paralizado este viernes de manera temporal la operación de venta de su promotora Árqura en la que llevaba trabajando más de un año. Una decisión que era «totalmente previsible y descontada» desde hace semanas, tal y como aseguran fuente del sector inmobiliario a THE OBJECTIVE. El contexto de «incertidumbre» generado, primero con la aprobación de la proposición de Ley de Sumar que pedía frenar la venta y posteriormente con el anuncio de la creación de una empresa pública de vivienda, han sido los detonantes de la decisión.
Unos anuncios y posicionamientos del Gobierno que han generado «nerviosismo entre los inversores», tal y como aseguran a este diario fuentes conocedoras de la operación. En medio de este clima de incertidumbre, Deloitte, a la que la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria eligió en 2023 como asesora de la operación, ha indicado al conocido como ‘banco malo’ que lo mejor era frenar la venta de momento.
La sociedad ha tomado la decisión de suspender temporalmente el proceso de venta de Árqura y posponer la fecha límite de presentación de ofertas no vinculantes por parte de los potenciales inversores. Durante este parón se decidirá y estudiará qué hacer finalmente con la promotora de la Sareb. Una decisión que se tomará durante el primer trimestre del 2025 y muy probablemente durante el mismo mes de enero, tal y como ha podido saber este diario. La operación se estaba realizando a través de proceso ordenado de venta por invitación y «había interés», según añaden fuentes del mercado.
Los suelos de Árqura
En el ‘banco malo’ siempre han tenido claro que su intención no era «malvender» Árqura porque para eso siguen vendiendo casa por casa, algo que les está reportando beneficios en la cuenta de resultados. De hecho, si finalmente la operación de venta se descarta en enero, y hasta ver qué decisión toma el Gobierno sobre su futuro, Árqura seguirá con esta actividad. En definitiva, el objetivo del organismo era cumplir con el mandato de desinversión y pagar el mayor volumen de deuda posible.
«Hay interés en Árqura en un momento en el que falta suelo finalista», aseguran fuentes del sector. El valor de la operación se estima en unos 800 millones de euros. Una cantidad «algo elevada», según aseguran a este diario las mismas fuentes, debido a que «el principal perímetro de suelo de Árqura se encuentra en provincias donde no está la mayor demanda de vivienda en este momento».
«Los suelos que está desarrollando Árqura son suelos casi casi de segunda residencia o en provincias donde no hay una gran demanda de vivienda», señalan estas fuentes, y «menos para vivienda asequible que es ahora la principal necesidad». Concretamente, los activos con los que cuenta Árqura se ubican en 30 provincias y 16 comunidades autónomas, si bien el 57% de los mismos se encuentran en Andalucía -33%-, Cataluña -14%- y Madrid -10%-. La Sareb tiene mucho suelo y es posible que, si la operación de Árqura se retoma, el perímetro del mismo cambie.
El trabajo de Deloitte
El proceso de venta estaba ya en una fase avanzada tras más de un año de trabajo con Deloitte. La Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria tuvo hasta seis ofertas para alzarse con el contrato de asesoramiento de la operación de venta de su promotora valorado en 3,31 millones y con un presupuesto base de cuatro millones. Esta licitación, según recogen los pliegos, constaba de dos fases. En un primer momento, la consultora debía analizar y valorar la viabilidad económica, financiera y transaccional de la operación, tanteando el interés existente en el mercado y a los potenciales inversores. Una fase que ya estaba culminada.
Una vez finalizase esta tarea, se debería ejecutar el proceso estructurado de venta. Es parecido a una subasta, pero con sobre cerrado. Esta fase se produciría siempre y cuando la Sareb estuviese de acuerdo, ya que la propia licitación recogía la posibilidad de que la venta no se concluyese si las ofertas eran bajas. El presupuesto por la primera fase ascendía a algo más de 280.000 euros y entre 1,32 y 2,23 millones por la segunda, en función del precio final de venta. En principio, el plazo para ejecutar todo era de 21 meses.