El Ibex se reconcilia con Sánchez por la vía catalana... y vasca
El Gobierno ha consumado su plan para domesticar a las grandes empresas que ahora comienzan a volver al redil

Marc Murtra, presidente de Telefónica; Pedro Sánchez, presidente del Gobierno; y Isidro Fainé, presidente de Criteria. | Ilustración de Alejandra Svriz
17 de septiembre de 2018.- Pedro Sánchez celebró sus primeros 100 días en el Ejecutivo ante el mundo político, cultural y también económico. Acudieron a la cita representantes del Ibex 35 como el presidente de ACS, Florentino Pérez; el de Iberia, Luis Gallego; el entonces líder de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; y el de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. Eran días de vino y rosas en los que el líder del PSOE -en modo mesiánico- hacía constantes llamamientos a la unidad para impulsar el desarrollo de España. La realidad es que pocas veces se habían reunido directivos de las grandes cotizadas en torno a un presidente del Gobierno. Existía confianza.
31 de agosto de 2020.– Habían pasado solo cinco meses desde que se decretara el estado de alarma por la Covid y España empezar lentamente a disfrutar de su nueva normalidad. Moncloa montó un gran acto en el que Sánchez pidió unidad política y social en la lucha contra el coronavirus y por la reconstrucción de España. Una reconstrucción que pasaba también por el Ibex. Y el Ibex respondió con una presencia multitudinaria: repitieron Florentino Pérez, Sánchez Galán y Pallete y se sumaron Ana Botín (Banco Santander), Pablo Isla (Inditex), José Ignacio Goirigolzarri (Bankia), Carlos Torres (BBVA), José Manuel Entrecanales (Acciona), Isidro Fainé (Criteria), Antonio Brufau (Repsol), Ignacio Madridejos (Ferrovial), Beatriz Corredor (REE) y Maurici Lucena (Aena).
21 de mayo de 2021.- Moncloa buscó una nueva convocatoria empresarial multitudinaria bajo el pretexto del lanzamiento de un Diálogo Nacional para diseñar la España de 2050, pero los asistentes cayeron a más de mitad. Fueron Pallete (que no se imaginaba que cuatro años más tarde sería desbancado de Telefónica), Sánchez Galán y Torres, pero se borraron de la convocatoria Isla, Botín, Goirigolzarri, Brufau, Florentino Pérez, la presidenta de El Corte Inglés, Marta Álvarez, y el de Endesa, José Bogas. ¿Qué pasó? Extraoficialmente argumentaron razones de agenda, pero la realidad es que en el Ibex ya empezaba a dudar del presidente de Gobierno y de sus promesas.
El Ibex en Davos
5 de septiembre de 2022.- El presidente del Gobierno declinó hacer un acto con representantes del mundo político, social y económico y realizó su tradicional apertura de curso solo con ciudadanos anónimos (en realidad eran militantes y familiares de militantes socialistas). Dijo que su objetivo era «gobernar con la gente y para la gente, para la clase media y trabajadora», pero la verdad es que los puentes ya estaban rotos con el Ibex, que no quiso participar. Una decisión comprensible considerando la deriva reaccionaria contra la empresa -y los empresarios- que el propio Sánchez había emprendido desde comienzos de ese año para justificar las dificultades económicas derivadas de la guerra de Ucrania. Los impuestos extraordinarios a la banca y a las energéticas y el aumento de los tributos «a los más ricos» ya estaban sobre la mesa.
Desde entonces no se volvió a ver públicamente a Pedro Sánchez con representantes del Ibex, a excepción de sus breves encuentros en Davos. Citas protocolarias (en 2023, 2024 y 2025) con un reducido número de asistentes, este último año con Ana Botín, Carlos Torres, Sánchez Galán, Josu Jon Imaz, Francisco Reynés, Maarten Wetselaar (Moeve) y José Manuel Entrecanales (Acciona). En el infausto recuerdo quedó la reunión de 2024: en plena guerra del presidente contra la gran empresa y Ferrovial por cambiar su sede social a Países Bajos, los directivos mostraron caras de evidente malestar. Un periodo en el que se alejaron aún más del inquilino de Moncloa a las puertas de unas elecciones generales en las que muchos apoyaron a Alberto Núñez Feijóo confiados en que se podía producir un cambio político. Un cambio que finalmente no llegó.
31 de enero de 2025.- El presidente de la Generalitat, el socialista Salvador Illa, presentó su plan económico con una inversión de 18.500 millones hasta 2030 para «recuperar el liderazgo económico de Cataluña». Le acompañaron el nuevo presidente de Telefónica, Marc Murtra, el consejero delegado de Criteria, Ángel Simón, y una nutrida representación del Ibex con Josep Oliú (Banco Sabadell), que confirmó su vuelta a Cataluña después de siete años, Juan Manuel Cendoya (Santander), Maurici Lucena, Felipe Campos (Agbar), Antonio Llardén (Enagás) y Joan Molins (Cementos Molins), la otra grande que anunció su vuelta a Barcelona. Una convocatoria inusual para un presidente autonómico, pero aún más para uno de Cataluña… como esas convocatorias que solo Sánchez había conseguido años atrás.
La vía catalana
Paralelismos que no son casuales ya que el Ibex comienza a reconciliarse con Sánchez después de un divorcio de casi cuatro años, y Cataluña es la vía. La entrada en Telefónica de Marc Murtra, un histórico del PSC; la entente cordiale con Caixabank y Criteria; el pacto no escrito con el Banco Sabadell y los esfuerzos de Illa por intentar que las empresas retornen a la región se han convertido en un polo de atracción para quienes quieren volver al redil. También se ha constituido otro núcleo de apoyos al Gobierno en País Vasco, con Sidenor intentando colonizar Talgo y SAPA fichando al ex presidente de Renfe, Raül Blanco (también del PSC), para reforzar a su mejor aliado en Indra. Es, por tanto, un nuevo orden construido sobre tres pilares: el control de empresas cotizadas, las alianzas con grandes compañías y la colonización de las entidades regulatorias.
En el primero de los casos, el mejor ejemplo es Telefónica y el cambio de presidente ejecutado hace tres semanas. El Ejecutivo -con ayuda de Criteria- logró el control de una de las mayores cotizadas. Sobre la mesa además está la amenaza velada de Moncloa de entrar en el capital de otras grandes compañías del Ibex, en especial energéticas, lo que puede servir de elemento disuasorio para que muchas se acerquen. En el caso de las eléctricas, tampoco existe ya la losa del impuesto extraordinario -que decayó por los votos de Junts- lo que abre la puerta a tener una relación regulatoria mucho más estable.
Respecto a los acuerdos con empresas, la clave está en Criteria y Caixabank. Isidro Fainé y Ángel Simón apoyaron la salida de Pallete con el compromiso de establecer un pacto de no agresión y de colaboración mutua, todo bajo la mediación del Partido Socialista de Cataluña (PSC). En el sector se ha especulado desde entonces con la posibilidad de que el holding vuelva a Cataluña, aunque la cooperación puede ser más inmediata en otros proyectos. Este mismo viernes se conoció que la emiratí Taqa se está planteando volver a intentar una entrada en Naturgy que ahora contaría con el apoyo de Moncloa. El año pasado Criteria (primer accionista de la energética) estuvo cerca de presentar junto a esta compañía árabe una opa por la totalidad, pero fue el Ejecutivo el que bloqueó la operación. Al parecer, ahora habría luz verde.
La vía vasca
En este pacto de Criteria con el Gobierno una de las claves es Ángel Simón, fichado en febrero de 2024. El consejero delegado de Criteria acudió a Moncloa cuando se le comunicó a Pallete que ya no tenía el apoyo de los accionistas y desde sus tiempos como directivo del Área Metropolitana de Barcelona -bajo la tutela del entonces alcalde Pasqual Maragall- y de la Agbar de Jordi Mercader, ha cultivado buenas relaciones con los socialistas catalanes. Unos contactos claves para convencer a Isidro Fainé de la necesidad de tener una relación constructiva con Palacio.
Y queda la pata vasca. En esta Opa hostil ya se ha contado la buena relación del Gobierno con el PNV para acumular poder entre las empresas vascas y nacionales. Primero fue SAPA Placencia, que sirvió de apoyo para tomar el control del consejo de administración de Indra y ahora es Sidenor, propiedad de José Antonio Jainaga, el vehículo para intentar quedarse con Talgo y completar el plan de crear un gran gigante ferroviario con Renfe y Talgo. En estos momentos, Moncloa tiene alianzas con buena parte del tejido empresarial y productivo catalán y vasco, dos de los polos económicos de España. Dos potenciales imanes para que nuevas empresas se sigan sumando a los intereses de Sánchez.
¿Y el entorno regulatorio? En el último año el Gobierno ha tomado el control del Banco España, designando a su ex ministro José Luis Escrivá, y ha situado en la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CMMV) a Carlos San Basilio, ex secretario general del Tesoro. Se suman a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que ya tiene de presidenta a Cani Fernández, muy cercana a la ex vicepresidenta Nadia Calviño. Tres armas lo suficientemente potentes -y disuasorias- para que ninguna gran empresa se atreva a hacer oposición pública contra Moncloa.
Posiciones del Ibex
Sin embargo, la realidad es que ningún presidente de una gran corporación española se fía realmente de Sánchez, pero es que tampoco se fían de Feijoó: no confían en la agenda económica centrista y socialdemócrata del líder del Partido Popular ni en sus guerras parlamentarias. También creen que no ha defendido a la gran empresa en la lucha de la reducción de la jornada, ni en los sucesivos aumentos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), ni en impulsar lo que creen que debe ser un necesario liberalismo económico ¿Sánchez es mejor? Evidentemente no, pero ha dado sobradas muestras de que no piensa abandonar Moncloa a medio plazo y tiene tres años más de legislatura por delante.
Importantes directivos del Ibex advierten que estos acercamientos están siendo discretos y paulatinos. Que no se trata de someterse a los designios de Sánchez, pero sí de tender puentes porque el panorama económico, empresarial y regulatorio está cambiando -moldeado por Moncloa– a pasos agigantados. Por ello, no conviene quedarse fuera de esta suerte de nuevo orden que se ha acelerado en los últimos meses. Un entorno propicio para el Gobierno, pero que perjudica a las cotizadas que se queden fuera y que hagan oposición. Es, por tanto, un cambio impulsado por la necesidad más que por verdaderas convicciones políticas.
«Ahora no conviene estar en contra, hay que bajar el tono e intentar acercarse», dice un alto directivo de una cotizada. Y así ha sido. Las críticas de meses anteriores se han rebajado y ya son cada vez menos los presidentes del selectivo que se atreven a cuestionar el entorno regulatorio. Hay quienes no descartan que en las próximas semanas (o meses) pueda volver a producirse algún encuentro en el que el presidente del Gobierno coincida con algunos de estos altos cargos empresariales. ¿El comienzo de una renovada relación del Ibex con el poder político? Solo el tiempo lo dirá…