Mazazo para los heladeros: «Cada vitrina sin luz son al menos 3.000 euros perdidos»
Muchas heladerías regalaron sus helados durante el apagón y han permanecido varios días cerradas

Heladería cerrada en Madrid el miércoles a causa del apagón. | THE OBJECTIVE
Los comercios de todo tipo, fundamentalmente los relacionados con la alimentación, llevan dos días haciendo balance de las pérdidas causadas por el apagón. Muchos, como la mayoría de los supermercados, pudieron abrir sus puertas casi con normalidad desde el martes. Sin embargo, hay otros establecimientos como son las heladerías, sobre todo las artesanales, que han sufrido un «fuerte mazazo» que, en muchas ocasiones, les ha obligado a permanecer aún cerradas. «Depende de la zona geográfica ha afectado más o menos. En Cataluña a las cuatro o a las seis había luz, pero en alguna zona de Andalucía hasta el propio martes por la mañana no se había recuperado», lamenta Mario Masiá, presidente de la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos (Anhcea) en conversación con THE OBJECTIVE.
«Todo lo que es la zona de helados, donde se despacha, donde tenemos las vitrinas al público, eso está todo perdido», explica este chef heladero artesanal que representa al sector. Unas pérdidas que cifra en los 3.000 euros por vitrina en una heladería media. «En una heladería tipo tienes que pensar que aproximadamente cada vitrina, precio de coste, estamos hablando de entre 2.000 y 3.000 euros. Imagínate, es mucho dinero», apunta. Eso, contabilizando que solo tenga una vitrina y que el almacén no se haya visto afectado. «Dónde tenemos las vitrinas al público, eso está todo perdido. La zona donde se almacena el helado se ha podido aguantar, pero la zona de venta, un caos, se ha perdido todo», lamenta Masiá.

En el caso de las cámaras donde se almacena hay un protocolo claro: no se pueden abrir bajo ningún concepto en caso de una situación de este tipo. «Eso tiene que estar herméticamente cerrado, eso y el propio helado que al final es como un cubito de hielo hace que se mantenga, aunque la temperatura exterior también afecta», añade. «Si nos pasa en agosto a 40 grados estás muerto. Necesitamos que las instituciones pertinentes tomen nota y que esto no vuelva a pasar», demanda. Hay que tener en cuenta que se trata de un sector muy atomizado, conformado en gran medida por pequeñas empresas.
«Cuando empecé a ver que la luz no volvía, empecé a regalar helado porque se iba a echar a perder», asegura Tania, dependienta de una heladería en Madrid. Después de dos días, esta heladería ha empezado a recibir de nuevo mercancía este miércoles, pero las pérdidas han sido cuantiosas, según asegura. «No sabemos si el seguro va a cubrir», lamenta. Es la duda de la mayoría de autónomos y pequeños empresarios del sector. Desde la Asociación Nacional de Heladeros Artesanales están intentando dar respuesta a esta cuestión, pero la cuestión no es sencilla y la clave está en «la letra pequeña de cada seguro», según explica Masiá.
Pérdidas por cierres
A las propias pérdidas económicas que supone el producto estropeado hay que añadir las ventas que no se han podido realizar por estar cerrados durante varios días. Es decir, el lucro cesante que se refiere a la ganancia o beneficio que se deja de obtener como consecuencia directa de un daño. Desde la patronal están intentando dar soporte y recomendaciones a sus casi 500 asociados por toda España para que sepan qué hacer con los seguros y las reglamentaciones internas. «Es lo que estamos viendo, depende de la letra pequeña del seguro. Veremos hasta qué punto se hacen cargo, estamos hablando que una vitrina perdida son aproximadamente 3.000 euros, imagina el que tiene dos vitrinas», añade el presidente de la patronal. «Eso solo de venta. El que también haya perdido almacenaje, la cuantía se triplica», añade.
«Si no tiene almacenaje y tiene que cerrar uno o dos días para poder hacerlo, la pérdida de ventas por cerrar es dudoso que la cubran los seguros», explica. Pese a todo, dan «gracias» de que este apagón no se haya producido en los meses de julio o agosto, cuando «no se hubiera podido salvar nada. Pero si vamos sumando, ha sido un mazazo económico muy importante», lamenta. Este artesano heladero explica que para hacer cada sabor de los que se pueden disfrutar en una heladería de este tipo se tarda mucho tiempo y depende de la infraestructura que tenga cada obrador. Como mínimo, para rellenar de nuevo todas las vitrinas son necesarios dos días.