El apagón obliga a los súper a tirar más comida que nunca en el mes de la ley de desperdicio
Asedas, que representa a compañías como Mercadona, Lidl y Día, cifra unas pérdidas iniciales de 53 millones de euros

Supermercado Día el pasado 28 de abril. | Europa Press
«De esta tienda tuvimos que tirar dos camiones enteros de comida de las neveras», asegura uno de los carniceros de un supermercado Ahorramás de menos de 1.000 metros cuadrados, ubicado en el distrito madrileño de Ciudad Lineal. El sector se ha visto obligado a desechar toneladas de comida justo cuando se cumple un mes de la Ley de Desperdicio Alimentario aprobada por el Gobierno. «Nos ha venido la mitad del pollo que pedimos», señalaba el pasado sábado otro de un supermercado de la zona de Moratalaz. «Se ha roto la cadena y ponerse al 100% tras el apagón y el festivo va a tardar», explican a THE OBJECTIVE fuentes del sector de la distribución. «La cadena de suministros se ha visto tensionada porque ha habido que tirar y porque ha habido acopio», añaden. A la pérdida que supone tener que tirar alimentos hay que sumar el coste de tirarlos con la gestión autorizada y en una plataforma especializada. «El producto fresco se estaba acumulando en plataformas, eso está solucionado. Queda la parte de reposición», añaden estas fuentes.
«Que no parezca que nuestro sector no se ha visto afectado porque muchas tiendas hayan permanecido abiertas durante el apagón, también las abiertas han perdido millones de euros», explican a este diario fuentes del sector que señalan esta semana como el momento en el que posiblemente se hayan tirado más alimentos de la historia. «Se habían producido circunstancias concretas en sitios concretos, pero no algo así que afecte a toda España durante tantas horas», añaden. Durante el fin de semana, con el festivo del primero de mayo por medio, muchos comercios de alimentación aún no habían recuperado la imagen habitual y reflejaban estanterías y vitrinas de frescos a medio gas. Tras una semana en la que se han centrado en abrir y recuperar esa normalidad, una parte del sector ya ha hecho un balance inicial de pérdidas.
El impacto principal se debe a los productos frescos, refrigerados y congelados que, como medida de precaución en los casos en que no se pudo garantizar la cadena de frío y la seguridad alimentaria, tuvieron que ser retirados. Asedas, la patronal que engloba al 75% del sector con compañías como Mercadona, Lidl, Día, Aldi, Ahorramas y otras enseñas regionales, ha calculado en al menos 53 millones de euros los daños generados por el apagón eléctrico del pasado lunes. Se trata de una primera valoración «conservadora», asegura Ignacio García Magarzo, director general de la patronal. «Llevamos años pidiendo un plan de gestión de crisis alimentaria, lo pedimos después de covid, Filomena, volcán de la Palma y tras la Dana. Es evidente que es necesario», asegura en declaraciones a este diario.
Un mes de la ley de desperdicio
Precisamente este acontecimiento ha tenido lugar apenas un mes después de la entrada en vigor de la Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario. Se trata de la primera norma estatal en España que busca reducir el desperdicio de alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria y sobre todo afecta a supermercados y restaurantes, establecimientos que se han visto más afectados por el apagón.
La ley promueve prácticas sostenibles y responsables, con objetivos como reducir los residuos alimentarios per cápita en la venta minorista y el consumo, y disminuir las pérdidas de alimentos en la producción y suministro. La norma establece una jerarquía de usos en la que tiene prioridad el consumo humano, bien a través de la transformación de los alimentos, por ejemplo en zumos o mermeladas en el caso de la fruta, o mediante la donación o redistribución.
Sin embargo, el gran apagón tampoco permitió esas donaciones y cientos de toneladas de comida fueron desechadas en toda España. Desde Asedas reconocen que la donación de estos productos fue inviable debido a la premura, las excepcionales circunstancias y la falta de información en las horas siguientes al apagón. La mayor parte de las donaciones se realizan a bancos de alimentos, pero con las comunicaciones rotas fue algo totalmente imposible en las primeras horas del apagón.
Preocupación en la hostelería
Otro de los sectores fuertemente impactados ha sido el hostelero. No obstante, el día en el que se produjo el apagón hizo que las pérdidas fuesen mucho menores de lo que podrían haber sido, al igual que ocurrió con las pescaderías. En ambos gremios, el lunes suele ser día de descanso para muchos de estos establecimientos, que cuentan además con menos género en sus neveras tras el fin de semana. «Nosotros estamos haciendo un análisis individualizado de lo que ha ocurrido a las diferentes empresas, cada una con su compañía aseguradora tiene que estar solucionando sus problemas», explica Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España, que tiene como miembros a empresas como Coca Cola, Mahou, Calvé, Campofrío y El Pozo.
«La lectura que hacemos es de preocupación, ha sido una sorpresa absoluta, el sector está preocupado», dice Gallego en conversación con THE OBJECTIVE. «Al mismo de esa preocupación y necesidad de pedir garantías de que esto no va a volver a ocurrir y que esto nos haga aprender a todos para poner las medidas oportunas», añade. Al margen de esto, el secretario de Hosteleros de España quiere destacar «el do de pecho de un sector que, a pesar de las dificultades, estuvo dando vida a las calles y siendo una verdadera arteria de pueblos y ciudades».
En el caso de la hostelería, al igual que en los supermercados, el problema ha estado en los frigoríficos y no en los congeladores. «No ha sido homogéneo en toda España, desde el caso de San Sebastián, que fue apenas una hora, hasta situaciones como la costa de Almería que casi han estado un día entero sin electricidad», añade. Los diferentes grupos de restauración tomaron medidas para satisfacer a sus clientes e impedir el desperdicio alimentario. En el caso del grupo Big Mamma, presentes en Madrid y Barcelona, la reacción fue inmediata y basada en criterios de seguridad alimentaria. El apagón provocó importantes pérdidas de producto, según recoge la revista Hostelería.
Cadenas de restauración bloqueadas
Al margen del desperdicio de comida y pérdidas económicas por esta vía, desde el sector hostelero lamentan otras dificultades añadidas que provocó este trance del que siguen recuperándose. «Los procesos de digitalización y tecnificación que ha tenido nuestro sector han sido tales que muchas grandes empresas y cadenas donde hoy todo funciona con software quedaron totalmente inutilizadas y han tenido que acumular importantes pérdidas que están ya gestionando con sus empresas aseguradoras».