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Economía

El sector agroalimentario profundiza su crisis con un 20% más de insolvencias desde 2019

El análisis interanual de 2024 muestra un incremento del 5,4% en concursos de acreedores

El sector agroalimentario profundiza su crisis con un 20% más de insolvencias desde 2019

Manifestación de agricultores.

El sector agrario tradicional lleva años luchando contra pérdidas, cierres de empresas, envejecimiento y falta de remplazo generacional. Una situación crítica que se siente también ya en los balances de las compañías del sector. Las empresas agroalimentarias registran un aumento del 20% en insolvencias respecto a los niveles prepandemia, según los datos del análisis Impacto de las insolvencias en la actividad empresarial española, realizado por los expertos de Coface y analizado por THE OBJECTIVE.

El análisis interanual de 2024 también muestra un incremento del 5,4% en concursos de acreedores en empresas respecto a 2023, con un total de 78 insolvencias, la cifra más alta desde el año 2019. Este crecimiento en concursos de acreedores, unido a un entorno geopolítico cada vez más complejo e incierto, obligará a las compañías españolas a extremar la prudencia y fortalecer su capacidad de resiliencia, tal y como apuntan desde Coface.

Varios factores

Con estos datos, la industria agroalimentaria enfrenta crecientes dificultades para adaptarse a un entorno de alta volatilidad y escasa previsibilidad marcado por el cambio climático y las tensiones geopolíticas. Entre los principales desafíos, tal y como destacan los expertos, se encuentran las persistentes interrupciones en las cadenas de suministro, que dificultan la gestión eficiente de inventarios y afectan directamente a la rentabilidad.

A esto se suma la volatilidad de los precios de las materias primas y, por ende, de los piensos y fertilizantes necesarios para mejorar la productividad del sector, que complica tanto la planificación como la fijación de precios. Además, los patrones climáticos, cada vez más impredecibles, están afectando negativamente la producción agrícola y, paralelamente, el aumento de los costes laborales y energéticos, que han intensificado la presión sobre los productores, reduciendo sus márgenes en un entorno ya altamente competitivo.

Pérdida de empresas

Mientras, el sector agrario sigue reduciendo su músculo. Las estadísticas de inscripción empresarial en la seguridad social indican que 2024 cerró con un total de 284.711 empresas en el sector agrario (que recoge datos de agricultura, ganadería, selvicultura, caza y pesca), empleando a 732.258 asalariados.

Las cifras, analizadas por este diario sobre la base de un informe de Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos a raíz de los datos oficiales del portal Ipyme del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, suponen una reducción del 4,8% (14.300 empresas menos), y las de empleos sostenidos por el sector en un 4,2% entre diciembre de 2021 y diciembre de 2024, con una especial incidencia en las explotaciones sin asalariados y las microexplotaciones.

Oportunidades en el ‘agrotech’

No obstante, el sector agroalimentario también tiene oportunidades, como el equilibrio entre oferta y demanda, que está mostrando variaciones significativas según el tipo de materia prima; o la elevada concentración en la cadena de valor, que representa una ventaja competitiva, ya que las reservas mundiales de cereales son aceptables, tal y como apuntan desde Coface. No obstante, mientras el sector agrario tradicional vive su especial crisis, España, con cerca de 850 empresas, lidera el sector agrotech –tecnología para mejorar la industria agroalimentaria– en toda Europa.

Sin embargo, tal y como hemos contado en este diario, aún le falta el empujón de capital para poder desarrollarse. «Son empresas que están naciendo, pero muchas morirán. Necesitan financiación. El caldo de cultivo es enorme y la idea es ayudar a que esto pueda crecer», aseguran desde Armanext, una compañía que asesora a diferentes mercados alternativos en España. El país tiene un sector primario moviéndose a dos velocidades: por un lado, las explotaciones más tradicionales, que llevan varios años inmersas en una profunda crisis, agravada por las sequías, la falta de rentabilidad y de remplazo generacional; y por otro, las agrotech, que viven un momento de expansión.

El segundo sector integra herramientas avanzadas como big data, inteligencia artificial (IA), internet de las cosas (IoT) y drones, entre otras, que buscan mejorar la eficiencia, sostenibilidad y resiliencia en toda la cadena de valor agroalimentaria y puede ser la oportunidad para que se revitalice. No obstante, el agrotech afronta desafíos como la necesaria inversión inicial, que puede ser un obstáculo para su adopción por parte de pequeños y medianos agricultores, los más abundantes en España.

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