Ya puestos, que Mark Walter compre mi equipo de fútbol, por favor
El título de la MLB para los Dodgers de Los Angeles consagra al estadounidense como rey Midas del deporte

Mark Walter. | Wikimedia Commons
A mí me gustaría que el club de mis amores lo gestionara alguien de mi tierra, con valores asentados en nuestra cultura… y el talento para la gestión y la capacidad financiera necesarios para estar en lo más alto de todas las competiciones. Me temo que lo primero vaya demasiado a contracorriente de los tiempos: la globalización impone la inversión del capital en cualquier rincón del mundo, y la industria del deporte es demasiado golosa. De hecho, varios clubes españoles ya tienen propietarios extranjeros, y todo apunta a que los grandes fondos internacionales están a punto de dar el gran zarpazo.
Ya puestos, si no queda más remedio, yo elegiría a Mark Walter.
Mark Richard Walter nació en 1960 en Cedar Rapids, Iowa, en lo más profundo de la América profunda. Su padre trabajaba en una fábrica local de bloques de hormigón. Él se graduó en Empresariales en la modesta Universidad de Creighton y después en Derecho por la más prestigiosa (pero sin llegar a la élite de la Ivy League) de Northwestern. Hoy, según Forbes, dispone de una fortuna de 7.300 millones de dólares. La semana pasada, además, ganó las Series Mundiales de la MLB, máxima competición del béisbol estadounidense, reeditando el título del año pasado. En la celebración se citó con los fans: «Nos vemos por aquí el año que viene».
Los Dodgers son un equipo histórico que vivió la más insólita peripecia posible en EEUU: oriundo del muy neoyorquino barrio de Brooklyn, su dueño Walter O’Malley se lo llevó nada menos que a la ciudad rival al otro extremo del país, Los Angeles. Allí tuvo bastante éxito al principio y en los años 80, pero después se sumió en una larga siesta de la que empezó a despertar en 2012, cuando Richard Walter —que actualmente posee el 27% de sus acciones— lió a los miembros de una ilustre familia del dinero viejo estadounidense, los Guggenheim, a un mito del deporte como Magic Johnson y a unos cuantos socios más para comprar el equipo.
Lo primero que hizo fue poner al frente de la gestión a Stan Kasten, curtido en franquicias como los Atlanta Braves o los Washington Nationals. Un reportaje de Los Angeles Times describe su gestión, con la cima de un contrato televisivo récord de 8.350 millones de dólares con Time Warner Cable. En 2020 ganaron las Series Mundiales. Repitieron en 2024 y lo han vuelto a hacer este año. Cuando la MLB entrega el trofeo, el que sube a recibirlo es Mark Walter: ejerce de dueño porque tiene el mayor paquete accionarial.
La meteórica carrera de Mark comenzó en 1996, cuando cofundó la gestora de inversión Liberty Hampshire con otros dos socios. Esa plataforma le permitió alargar sus tentáculos hasta dar con el premio gordo de Peter Lawson-Johnson II, heredero de la familia Guggenheim, con quien fundó Guggenheim Partners en 1999. Desde ahí, comenzó a invertir a lo grande, concentrado sobre todo en el sector de los seguros… con un ojo en otros menos fiables pero más divertidos. Por ejemplo, el deporte.
Además de los Dodgers, tiene el equipo de automovilismo Andretti Global, el Sparks de Los Angeles de la WNBA, toda la Liga Profesional Femenina de Hockey (PWHL) y parte de la Copa Billie Jean King de tenis, y, sobre todo, el último gran zarpazo de la NBA: acaba de comprar los míticos Lakers. Su pasión por la industria del deporte le ha llevado, además, a cruzar el charco y entrar en el fútbol europeo. Posee el 12,7% de BlueCo, un holding que controla al Chelsea de la Premier League, que ganó el Mundialito de Clubes el verano pasado, y el RC Strasbourg de la Ligue 1 francesa.
En la Premier League, sin embargo, el equipo dominante en estos momentos es el Arsenal… de su archirrival Stan Kroenke. Nacido en 1949 en Columbia, Misuri (también en lo más profundo de la América profunda), su padre era el dueño de una empresa de ferretería y materiales de construcción. Hizo sus primeros dólares barriendo el suelo del negocio familiar, pero a él lo que le gustaba era el deporte. Consiguió una beca como jugador de baloncesto para estudiar en la Universidad de Misuri, de considerable prestigio, aunque lejos del brillo de la Ivy League.
En la universidad, Stan pudo hacer los contactos necesarios para pasar unas vacaciones en las muy exclusivas estaciones de esquí de Aspen, Colorado. Allí conoció a Ann Walton, hija del fundador de Walmart. Se casaron en 1974. En 1983, Stan fundó el Grupo Kroenke, una inmobiliaria que lo ha situado en las alturas máximas de Forbes: 21.300 millones de dólares de patrimonio. En la industria deportiva, además del Arsenal y su sección femenina, tiene en su colección a los Colorado Avalanche de la NHL, los Colorado Rapids de la MLS, y las joyas de la corona: los Denver Nuggets, con los que ganó la NBA en 2023, y Los Angeles Rams, que les ha dado un par de Superbowls de la NFL, la última en 2021.
Solo le falta un buen equipo de béisbol, deporte que practicó en el instituto. Cuenta LA Times que pujó por los Dodgers… que terminó por llevarse Mark Walter, ese ambicioso chaval de 65 años: Stan ya ha cumplido los 75.
Con lo cual, corrijo mi petición inicial. Si al final no queda más remedio que dejar el destino de mi equipo de fútbol en manos de capital extranjero, casi preferiría que estos dos se pelearon por él. Entre lo que tenemos ahora, los petrodólares y algún que otro americano fake, mejor contar en tus filas con la habilidad de los mejores fajadores de la América profunda.
