Bruselas pide reducir un 70% la pesca en el Mediterráneo: golpe a la gamba roja y la cigala
Un recorte de la magnitud planteada podría comprometer la viabilidad de muchas embarcaciones

Una persona trabaja en el Puerto de Arenys. | EP
El sector pesquero está en vilo. La Comisión Europea votará este jueves y viernes, en el último Consejo Europeo de Pesca, una propuesta que apuesta por limitar las jornadas laborales de las embarcaciones a 9,6 días anuales por buque. Esto supondría en la práctica limitar en un 67% los días de pesca en el Mediterráneo. Este recorte se suma a los iniciados desde la entrada en vigor del Plan de Gestión del Mediterráneo Occidental en 2020, que ya afecta principalmente a Francia, Italia y España y pone al sector, altamente artesanal, en jaque. Una propuesta que es «es una verdadera barbaridad y que haría inviable la actividad del sector pesquero», según asegura Javier Garat, secretario general de Cepesca y presidente de Europêche a THE OBJECTIVE.
«Nadie puede sobrevivir con las condiciones que está proponiendo la Comisión Europea», denuncia por su parte María Luisa Álvarez, directora general de Fedepesca. Una medida que, de aprobarse, supondrá uno de los ajustes más drásticos aplicados en la región en las últimas décadas. El objetivo, según el Ejecutivo comunitario, es garantizar la recuperación de poblaciones que llevan años en niveles de explotación insostenibles. El plan, que aún deberá ser debatido por los Estados miembros, afecta especialmente a las flotas de arrastre de fondo, una de las formas de pesca consideradas más críticas para el ecosistema mediterráneo y también una de las más dependientes de especies de alto valor económico como la gamba roja y la cigala, pero también afecta a otros como la merluza o los salmonetes.
Las cofradías y organizaciones pesqueras ya han mostrado su preocupación ante la propuesta, alertando de que un recorte de esta magnitud podría comprometer la viabilidad de muchas embarcaciones. El sector pesquero español, representado por la Confederación Española de Pesca (Cepesca), trasladó la semana pasada a la Secretaría General de Pesca su rechazo a la propuesta de la Comisión Europea sobre el reglamento de posibilidades de pesca en el Mediterráneo para 2026.
En peligro la viabilidad
Los puertos más dependientes de la gamba roja —especialmente en el litoral mediterráneo español, italiano y francés— temen una caída notable de ingresos. «Un recorte del 70% es imposible de asumir sin un plan de transición adecuado», señalan algunos representantes del sector, que reclaman compensaciones económicas y alternativas que permitan mantener la actividad mientras se recuperan los caladeros. Además, lamentan que, de aprobarse la medida, esto no supondría el fin de este tipo de pesca en dichas aguas, ya que el resto de flotas de países de fuera de la Unión Europea seguirán pescando allí.
«Al final vamos a sustituir el producto que sacan nuestras flotas artesanales, por lo que capturan otras flotas que no están sometidos a ninguna exigencia de este tipo», lamenta la directora general de Fedepesca en conversación con este diario. Además, la Federación Nacional de Pescaderías tradicionales recuerda que se trata de un sector, tanto el extractivo como el de los comercios, de micropymes que tienen muy complicada la viabilidad. «Los más afectados son los más pequeños y los trabajadores de los barcos, porque ¿cómo mantienes esos empleos?, añade Álvarez. «Si solo puedes ofrecer unos días a esas plantillas, vas a desmantelar al sector porque esos trabajadores se van a ir a otros sectores», asegura en conversación con este diario.
180 días
Cepesca insiste en que el planteamiento de la Comisión no se corresponde con los avances constatados en las evaluaciones científicas más recientes, que muestran una mejora en el estado de los recursos pesqueros de la zona. Tampoco refleja, a su juicio, las promesas del comisario de los últimos meses en las que indicaba que había llegado el momento de reconocer el trabajo de los pescadores y compensarlo con más días de actividad. «El sector pesquero está agotado, ha hecho muchos sacrificios. Deseamos que España, Francia e Italia vayan de la mano en la negociación y que salgamos de la mejor manera posible de la negociación», añade Garat. «Nuestro objetivo para hacer viable y competitiva la actividad en el Mediterráneo son 180 días por barco», concluye.
Desde Bruselas defienden que los recortes permitirían una recuperación más rápida de los recursos y, a medio plazo, capturas más estables y rentables. Sin embargo, desde el sector pesquero recuerdan que en el Mediterráneo faenan flotas de terceros países ajenos a estas normativas. Cabe recordar que, en 2025, la Comisión redujo el esfuerzo pesquero a 27 días de actividad por buque. Por último, el sector defiende que ha participado activamente en la aplicación de medidas de gestión y control, y que el mantenimiento de la actividad debe conciliar sostenibilidad biológica con viabilidad socioeconómica, evitando decisiones que abocan a la desaparición de la flota y su tejido socioeconómico.
