El Banco de España elevará las exigencias de capital de la banca por si vienen curvas
El regulador aprobará el nuevo colchón anticíclico que podrá ser liberado a partir de 2026 si la economía se tuerce
El Banco de España aprobará en los próximos días un incremento del nivel exigible de capital para todas las entidades financieras, según informan fuentes financieras a THE OBJECTIVE. El importe de la subida será proporcional al ratio de core capital fijado para cada uno de los bancos que operan en el mercado español y deberá hacerse efectivo a lo largo de los dos próximos años. A falta de la confirmación oficial, los estudios que maneja el organismo regulador apuntan a un aumento del 1%, repartido en un 0,5% en 2025 y otro 0,5% en 2026.
La finalidad de esta vuelta de tuerca del capital mínimo exigido consiste en fijar un colchón de capital anticíclico (CCA) que podrá ser liberado a partir del citado horizonte bianual ante una eventual tensión de la actividad económica que requiera un mayor flujo del crédito bancario. En su último informe anual hecho público la semana pasada, el Banco de España justifica la conveniencia de esta provisión cuando se identifique que los riesgos sistémicos cíclicos alcanzan un nivel estándar, intermedio entre un nivel elevado y un nivel bajo.
Las autoridades de supervisión consideran que la activación del colchón anticíclico es necesaria para contribuir a mejorar los objetivos de estabilización macroeconómica, desde el momento en que proporciona una bolsa de capital que los bancos pueden emplear para dinamizar el flujo monetario a los agentes productivos. Dicho en otras palabras, los bancos tendrán que dotar un nuevo remanente en sus balances con el fin de garantizar la circulación de recursos a la economía cuando vengan mal dadas y no solo cuando la situación de bonanza favorece la concesión de préstamos a los hogares y empresas.
La evolución del crédito bancario ha registrado durante los últimos trimestres una senda decreciente como consecuencia del endurecimiento de las condiciones generales que las entidades financieras han aplicado en la concesión de nuevos préstamos. El cierre del grifo ha afectado a las empresas pero sobre todo a los hogares, tanto en lo que se refiere a préstamos hipotecarios como en financiación del consumo. De acuerdo con la Encuesta de Préstamos Bancarios del BCE y referida al pasado ejercicio de 2023, un 25% de los bancos españoles reconoce haber aplicado criterios más duros a sus clientes. En el conjunto de Europa esta relación alcanza a solo el 11% de las entidades financieras, mientras que en Alemania y Francia es de un mínimo 4%.
El BCE bajará un cuarto de punto los tipos de interés en junio
El Banco de España constata en sus análisis de situación sobre el sector que los bancos han logrado una mejora significativa de su rentabilidad apoyada en el crecimiento del margen de intereses. Aunque es una tónica general en toda Europa las grandes marcas españolas han arrastrado los pies a la hora de retribuir los depósitos mientras que han ampliado su zancado en el cobro de los créditos, en lo que técnicamente se define como una ‘traslación asimétrica’ de los tipos de interés al activo frente al pasivo. Y todo ello dentro de la mencionada contracción del crédito que ha permitido a la banca curarse en salud tras haber aprendido la lección de la última gran crisis de deuda.
El futuro inmediato no parece el más halagüeño ahora que el BCE parece decidido a bajar un cuarto de punto los tipos de interés en Europa. Pese a las reticencias de la Reserva Federal de Estados Unidos para flexibilizar su política monetaria las expectativas en el Viejo Continente apuntan a un recorte del precio del dinero a partir de este próximo mes de junio. Una mala noticia para los bancos en su política comercial y un motivo adicional para que el Banco de España aprecie la necesidad de aprovechar la favorable situación de rentabilidad para mejorar los índices de solvencia del sector que, aunque ha mejorado ligeramente, no ha acortado la brecha desfavorable que, en promedio, mantiene respecto a la de los principales sistemas bancarios europeos.
El objetivo final no es otro que preservar la capacidad de intermediación que desempeñan los bancos en el flujo de liquidez a los mercados. Precisamente este fue el argumento político que propició el rescate bancario solicitado a Bruselas por el Gobierno de Mariano Rajoy hace ahora doce años. Desde entonces el mapa del sector ha cambiado de forma diametral con un proceso de concentración que no deja de ser un motivo de preocupación desde el punto de vista del trascendental servicio público y del nivel efectivo de competencia en el mercado financiero. Ante de que las cosas vayan a peor, el Banco de España quiere reforzar los niveles de capital de todos y cada uno de los agentes que operan en el sector. Se trata de prevenir ahora para curar después cuando los desequilibrios que acechan a la economía terminen aflorando en detrimento de la actividad productiva.