Santander y BBVA dejan de perder dinero con los inmuebles que se quedaron por impagos
La tenedora de activos adjudicados del cántabro logra beneficios de ocho millones y las dos del vasco, más de 136

Sucursales de BBVA y Santander | Efe
El Santander y BBVA han dejado de perder dinero con los inmuebles que se tuvieron que quedar por impagos. Unas adjudicaciones que fueron un auténtico quebradero de cabeza para todo el sector durante la pasada crisis financiera y que obligaron a crear la Sareb, pero que poco a poco han ido descendiendo y que en la actualidad están dejando de ser un problema. Además, hay que tener en cuenta que las entidades también están aprovechando las provisiones ya realizadas y el boom de las compraventas de pisos para deshacerse de activos sin asumir nuevos agujeros.
De acuerdo con los datos recabados por THE OBJECTIVE, las principales filiales tenedoras de viviendas y terrenos por insolvencias del Santander y BBVA lograron dar la vuelta a su situación en 2024 y generar resultados positivos. Unas ganancias que llegan a ser importantes.
La sociedad del Santander, Altamira Real Estate, obtuvo un resultado de ocho millones, frente a las pérdidas de 152 millones de 2023. Por su parte, la franquicia más destacada de BBVA, Anida, logró 36 millones. Una cantidad que en el caso de la tenedora de Unnim -viejo grupo de cajas catalanas que adquirió tras su intervención- es muy superior, llegando a los 110 millones. En 2023, en conjunto, ambas se anotaron un resultado negativo de 34 millones.
Pero no todos los grandes bancos han superado por completo el batacazo financiero derivado del estallido de la burbuja inmobiliaria que sufrió España entre 2009 y 2013. Caixabank continúa enchufándose números rojos por los pisos y suelos que se ha adjudicado por impagos. Y el Sadadell también, a diferencia del Santander y BBVA.
Caixabank tiene dos inmobiliarias que gestionan estos activos, Buildingcenter y Livingcenter. Esta última la constituyó para hacerse cargo de las viviendas y solares heredados de la antigua Bankia tras su absorción en 2021. La primera aportó a la entidad pérdidas de 375 millones, mientras que la segunda, 41 millones. En cuanto al Sabadell, que se encuentra en plena defensa de la oferta pública de adquisición de acciones (opa) de BBVA, su tenedora de inmuebles contribuyó con un agujero adicional el año pasado de ocho millones de euros.
Estos cuatro bancos, los mayores del sistema nacional, siguen rebajando su cartera de pisos y suelos, por la aceleración de las ventas y las cada vez menores entradas por impagos. En conjunto, acumulan activos por un importe bruto (antes de los deterioros asumidos) ligeramente inferior a los 10.000 millones, cuando a finales de 2023 esta cifra ascendía a más de 12.000 millones.
Buena parte de estos adjudicados está en manos de dos, ya que tanto BBVA como el Sabadell han logrado limpiar de manera significativa el balance. El grupo vasco, pese a que es mucho más grande que el catalán, tiene menos inmuebles por impagos, por un valor de 666 millones de euros. La cuantía del vallesano alcanza los 718 millones.
El banco que más viviendas y solares reúne aún es el Santander, aunque se ha quitado en 12 meses casi una quinta parte al recortar la cartera en unos 1.000 millones. En la actualidad suma 4.523 millones en ladrillo. Por su parte, Caixabank posee 3.739 millones, tras haber diminuido los activos en unos 400 millones.
El agujero inmobiliario de la gran banca ascendió el año pasado a más de 500 millones en 2023, siendo superior a los 400 millones en 2022. Entonces los tipos de interés estaban por las nubes, tras las subidas del BCE para controlar la inflación, y la demanda de pisos decayó. Una situación que también produjo mayores entradas de activos por impagos. En los últimos meses, a raíz de los descensos del precio oficial del dinero, las ventas se han disparado y los costes financieros se han suavizado, por lo que la coyuntura es mucho más benévola para los intereses tanto de los bancos como de los clientes para afrontar sus compromisos.
Tanto es así que la morosidad se mantiene completamente bajo control en general y las insolvencias de los préstamos al consumo han descendido con fuerza. Este tipo de créditos son los que más estaban preocupando en los últimos ejercicios y los primeros en dar síntomas de deterioro. Los establecimientos financieros consiguieron reducir un 16% en diciembre la tasa de impagos con respecto a noviembre hasta el 5,65%, situándose esta cifra así por primera vez en umbrales por debajo de la covid.