Así se echa la siesta en Japón... y los artilugios infalibles para quedarse dormido
En el país del sol naciente está bien visto echarse la siesta en el trabajo, por eso disponen de todo tipo de artículos para facilitar el sueño
Decíamos hace unas semanas en THE OBJECTIVE que España no es el país de la siesta, aunque se le presupone. El país que ha oficializado la siesta y la ha convertido en parte de la jornada laboral es Japón, donde las empresas la contemplan con buenos ojos porque piensan que de esa manera los empleados son más productivos. En este país asiático hace tiempo que la bautizaron como inemuri y la concepción varía sustancialmente con lo que en nuestro país entendemos por siesta.
La siesta/inemuri japonesa está destinada sobre todo al trabajo pero también a la escuela, aunque muchos nipones la practican en cualquier parte porque sus jornadas laborales son intensísimas y literalmente se van quedando dormidos por el mundo (en el metro, en un centro comercial, en un restaurante…), lo cual tampoco está mal visto por cotidiano y porque la idea es que si alguien se ha dormido es porque antes ha trabajado mucho.
Inemuri contra el karoshi
El planteamiento de la siesta en el país del sol naciente es poder descansar en público, aunque sea poco tiempo, sin desplazamientos y sin llegar a desconectar por completo. Esa es la manera ‘oficial’ de dormir en el trabajo. Hay quien lo traduce por un «sueño vigilante», algo así como los de Clint Eastwood en las películas del oeste, pero con menos violencia. Eso sí, los despertares japoneses en el trabajo se comentan poco.
El inemuri es una medida fundamental contra el karoshi, que es como se le llama a morir a consecuencia del agotamiento y el estrés que provoca el trabajo, causante de más de dos mil muertes al año en Japón. Los nipones llaman karoshi a morir por exceso de trabajo, siempre que el fallecido haya realizado más de cien horas extra el mes anterior, como requisito fundamental.
No todos los trabajos son iguales
Hay empresas que se toman más en serio que otras facilitar que sus empleados se echen la siesta y habilitan espacios específicos, incluso insonorizados y aromatizados, donde no se permiten dispositivos electrónicos. Eso sí, no se puede dormir más de 20 o 30 minutos por sesión en ningún caso.
Otras permiten dormir pero en el mismo sitio donde se trabaja y por ello es habitual que los trabajadores tengan bajo la mesa una hamaca u otros artilugios para descansar, lo cual puede no resultar fácil. Se valen de hamacas plegables que guardan a sus pies o duermen como pueden apoyados en su propia mesa. Por ello hay numerosos aparatos que los japoneses emplean para conciliar el sueño con mayor facilidad, aunque lo cierto es que la mayoría llegan de China, donde si te duermes en el trabajo eres más un vago que un empleado comprometido con la empresa. Pero ellos adaptan sus productos a las costumbres de otros.
Artefactos casi inimaginables
En España, una siesta de 20 o 30 minutos se queda muy corta, sobre todo para esos que necesitan echársela en la cama, con el pijama puesto y que no dure menos de dos horas. Pero en Japón la cosa cambia y los japoneses acumulan productos para afrontar sus inemuris con garantías. Para ello existen almohadas que te sujetan la cabeza en cualquier posición, que permiten que pases el brazo a través de ella, soportes que se acoplan al ordenador para que te apoyes sobre el teclado y, para los entusiastas de la genuina siesta española, incluso disponen de patas de jamón en las que recostarte.
En cuanto a hamacas y colchonetas, la variedad es enorme, aunque algunos de estos «zomakes» se hinchan en cuestión de segundos para que estés más cómodo y llaman más la atención. Pero, sin duda, un invento revolucionario, no tanto para la siesta pero sí para poder adoptar la posición e intentar dormir sentado, es la «silla sin silla». Este «asiento invisible usable», este «artefacto exoesqueleto», consiste en unas varillas que te colocas en las piernas y te permiten sentarte en vilo donde te dé la gana. Luego ya si concilias el sueño, maravilloso.
Y el producto definitivo es…
Pero el producto definitivo para echarte la siesta en Japón, al tiempo que desapareces para todos, acumula ya una década de vigencia y se llama Ostrich Pillow; o lo que es lo mismo, almohada avestruz. Esto lo inventaron un japonés, Key Portilla-Kawamura, y un iraní, Ali Ganjavian. Es un ingenio que «va encaminado a que la gente sea más productiva en el trabajo y que ese espacio se torne más saludable para el cuerpo y la mente», aseguran.
Permite esconder la cabeza y meter las manos para rascártela, aunque en realidad da una apariencia entre hormiga, alienígena, calamar, buzo y el hombre elefante. Se pierde en glamour, pero se gana en descanso, que es lo importante. Sus inventores aseguran que «nosotros mismos pasamos largas jornadas en el estudio y a la hora de la siesta necesitamos desconectar, hacer que sea un momento donde otras actividades y el ruido no interfieran». Según ellos, desde que se puso a la venta hace diez años, no han dejado de recibir cientos de pedidos cada día y ofertas por parte de todo tipo de empresas. El ingenio también abriga, así que se deben tomar precauciones los días calurosos. Cuesta cerca de 50 euros y está disponible en su versión clásica en gris con el interior acolchado en azul. A diferencia de otros artefactos para echar la siesta, este está concebido exclusivamente para fomentar el inemuri. Pero, sobre todo, entrar a la oficina y ver a todos los empleados con esto en la cabeza, seguro que no tiene precio.