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A China se le queda pequeña la Tierra

La conquista del espacio que quieren los chinos tiene un amplio componente comercial y suena a ciencia ficción, pero avanza a pasos agigantados

A China se le queda pequeña la Tierra

Administración Nacional del Espacio de China

China se ha convertido en el gran bazar que surte al planeta, pero parece que la Tierra se le está quedando pequeña a juzgar por sus planes espaciales, que contemplan más que nunca el componente comercial y la obtención de recursos. Las exportaciones chinas crecen a un ritmo superior al 25% anual desde el año 2000 y, según datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), vende a otros países por valor de 1,2 trillones de dólares anuales. Sus empresas se asientan en occidente, como lo hacen millones de sus ciudadanos, lo cual no ha impedido que el país haya superado los 1.400 millones de habitantes.

China es oficialmente un país comunista e incluso luce la enseña con la hoz y el martillo de manera conjunta con la bandera oficial china en numerosas ocasiones. El país es una «república socialista unitaria marxista-leninista», pero se ha convertido en la nación que mejor ha sabido adaptarse y sacarle partido al sistema capitalista y al comercio que marca, y si no que pregunten a multimillonarios chinos como Zhong Shanshan o Jack Ma, que figuran entre las personas más ricas del mundo pese a que los acaudalados y el comunismo, en principio, no casan. La República Popular China produce y vende cualquier cosa, a todo ritmo, en todas partes y más barato que nadie. Basa su éxito sobre todo en la manufactura y acumula una solvencia que le permite ir por libre y no depender de nadie en múltiples ámbitos. Si algo le falta son recursos naturales, pero no imaginación para tratar de alcanzarlos y también dentro de la carrera espacial, donde viaja en solitario y sus planes son siempre un enigma hasta que se concretan.

Estados Unidos se rinde a China

Los chinos empezaron su carrera espacial en los años 60 del siglo pasado con Mao Zedong al frente del país. Lanzaron su primer satélite, el Oriente Rojo, en 1970, pero en occidente la carrera espacial china ha pasado inadvertida hasta hace unos pocos años, cuando ha comenzado a ser más que trascendente. Se miraba a Estados Unidos y si acaso y de reojo a la Unión Soviética y luego a Rusia o a la Agencia Espacial Europea y a astronautas luego ministros como Pedro Duque, pero ya es un hecho que China es el tercer país capaz de enviar por sus propios medios a un ser humano al espacio, sin depender en absoluto de terceros. Aunque lanzó hace 52 años su primer satélite, no fue hasta 2003 cuando mandó a su primer astronauta. Entonces Yang Liwei dio la vuelta a la Tierra 14 veces en 21 horas. Pero han pasado casi 20 años y ahora Estados Unidos recela de China, en lo que haberse convertido ya en una nueva contienda espacial por ver quién llega más lejos. De momento, son los chinos y Estados Unidos parece rendirse.

Una comisión especializada en relaciones chino-estadounidenses del Congreso advierte de que «China va encaminada a conseguir en apenas 20 años lo que a Estados Unidos le llevó 40 en exploración espacial«, y considera «probable» que «China consiga más hitos más rápido que EE UU», e incluso que el país acabe su estación espacial en 2025 y construya una base lunar a mediados de la próxima década.

Del Oriente Rojo al Palacio Celestial

La Administración Nacional del Espacio de China no para de plantearse nuevos retos espaciales merced también a una tecnología aparentemente desconocida y asombrosa que envidia Estados Unidos, no tanto la ahora apática en el espacio Rusia. Aunque la República Popular China lanzó hace 52 años su primer satélite no fue hasta 2003 cuando envió a su primer astronauta al espacio. Entonces Yang Liwei dio la vuelta a la Tierra 14 veces en 21 horas, pero ahora China invierte millones sin reparo en su programa espacial y los planes que se plantea son sorprendentes, como tantas otras cosas procedentes del enorme país asiático. Parte ya es realidad, como la llegada a la cara oculta de la Luna en 2019 o su propia estación espacial internacional. No dudó en comenzar a cimentarla después de que el país fuera excluido deliberadamente del programa de la Estación Espacial Internacional (ISS), integrado por Estados Unidos, Canadá, Japón, varios países europeos y Rusia, que tras invadir Ucrania amenaza con abandonar la ISS.

Como el primer satélite lanzado por China en 1970, Oriente Rojo, el nombre de su estación espacial suena también a restaurante asiático, Palacio Celestial. La estación comenzó a idearse en 2011 y, aunque está parcialmente operativa, sigue en construcción y aún faltan varias misiones para completarla. Tres astronautas chinos pasaron en ella de abril a octubre de 2021 marcando un nuevo récord de permanencia china en el espacio. La progresión es notable. En 2013, China había posado en la Luna el Conejo de Jade 1, un pequeño robot teledirigido, pero en 2017 fracasó con el Larga Marcha 5, que venía a tener la función de un enorme contenedor espacial. Eso retrasó sus planes, aunque no mucho, porque en enero de 2019 ubicó por primera vez al ser humano en la cara oculta de la Luna gracias el Conejo de Jade 2, otro robot teledirigido; y en 2020 la Administración Nacional del Espacio de China pudo presumir de haber traído a la Tierra muestras lunares, algo que no sucedía en más de cuatro décadas. Tampoco se había visto nunca en la Luna una bandera que no fuera la de Estados Unidos e igualmente lo han logrado los chinos.

Marte, a la primera

No es solo en la Luna donde la Administración del Espacio china tiene planes. Allí pretende construir una base espacial «en 2029», esta vez en colaboración con Rusia, que al menos ahora mismo no ofrece muchas garantías al mundo, aunque China y Rusia mantienen excelentes relaciones. En el país de Confucio tienen grandes planes también para Marte y a tan corto plazo que todo suena a ciencia ficción, aunque tratándose de China todo es posible. El 23 de julio de 2020 lanzó un cohete que entró en la órbita marciana el 10 de febrero de 2021 y posó la sonda Tianwen en Marte en mayo, diez meses después. Tianwen significa «Preguntas al cielo», como el poema escrito por Qu Yuan (alrededor del 340 a.C. al 278 a.C.), uno de los más grandes poetas de la China antigua.

La primera misión marciana de los chinos fue también la primera exitosa. Tenía el objetivo de orbitar, aterrizar y explorar su superficie, y obtener datos de exploración científica sobre el planeta rojo, entre ellos la posible ubicación de una futura base en el planeta o la presencia de hielo en abundancia. Docenas de misiones han fracasado en Marte en sesenta años de intentos. Solo Estados Unidos había conseguido aterrizar vehículos móviles de exploración con completo éxito antes de la llegada del robot Zhurong.

300.000 kilómetros cuadrados de hielo

Marte está todavía más en el punto de mira de la conquista espacial después de que en 2016 un equipo de científicos estadounidenses descubriera «una descomunal reserva de agua helada a unos metros bajo la superficie terrosa de la llanura marciana». Según los datos obtenidos por el radar tras 600 sobrevuelos de la sonda orbital MRO de la NASA, la extensión de esta reserva de hielo subterránea supera los 300.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente la superficie de Italia. El estudio calculaba que había un volumen de agua suficiente como para llenar 400 veces toda la cuenca hidrográfica de España, y esto reaviva las aspiraciones chinas en el planeta rojo.

«Si quieres poner una base en Marte que pueda albergar a muchos astronautas, tener ese hielo a pocos metros bajo el suelo puede ser muy interesante«, comenta Jorge Vago, científico del proyecto ExoMars de la Agencia Espacial Europea. Vago considera que «este es un primer paso muy ambicioso para China en Marte, pero era un paso lógico después de sus dos últimos éxitos conseguidos en la Luna». El mayor de ellos, convertirse en el primer país en aterrizar un vehículo robótico móvil en la cara oculta de la Luna, el Yutu-2, que sigue en servicio a pleno rendimiento.

Un chino en Marte en 2033

La actividad espacial de los chinos es incesante. Son optimistas con que van en buena dirección, pero no ocultan la idea es orientarla sobre todo al ámbito comercial y a la obtención de recursos. Los chinos piensan que pueden sacarle partido a medio plazo al espacio exterior y ya están trabajando en ello a destajo en la Luna y en Marte. Eso sí, sus proyectos resultan difíciles de creer y más a tan corto plazo. Mientras que Estados Unidos no tiene intención por el momento de enviar alguna misión tripulada a Marte, la agencia china ha puesto fechas pese a que acostumbra a mantener el secretismo con todo lo que tiene entre manos. Ni siquiera suele anunciar las fechas de sus lanzamientos, pero de vez en cuando sus responsables se entusiasman y anuncian a bombo y plantillo planes venideros que parecen películas de Hollywood.

China ha anunciado a través de su agencia espacial que tiene la idea de enviar una misión tripulada a Marte en 2033. Claro que esto lo anunció después de concluir con éxito su primera misión marciana, que fue como la seda pero era mucho menos ambiciosa. Los chinos quieren mandar una misión no tripulada a Marte en 2030 que prepare el terreno para el desembarco, tres años más tarde, de los primeros seres humanos que pondrían sus pies en el mítico planeta rojo. Pero hay mucho más. Eso no es nada comparado con todo lo que los chinos han imaginado.

Sucursales planetarias de gestión de recursos

China quiere crear sucursales en la Luna y Marte. Pretende construir una base en el polo sur del satélite terrestre y así lo anuncia el plan espacial chino, que igualmente prevé viajes de solo «unos cientos de días» entre la Tierra y Marte, cuya distancia mínima es de 54,6 millones de kilómetros, 140 veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Pero los viajes espaciales no le preocupan a la administración del país oriental, ya que prevé la creación de flotas de naves espaciales propulsadas con componentes químicos que mantengan vuelos regulares entre la Tierra y Marte y la Tierra y la Luna.

La base que quieren los chinos en el sur de la Luna estaría permanentemente habitada. Se encargaría sobre todo de gestionar la extracción de recursos y sería el modelo de una base a construir posteriormente en suelo marciano. Para encontrar la mejor ubicación tienen la intención de mandar robots localizadores «en 2033, 2035, 2037 y 2041», pero esto según Wang Xiaojun, que es el presidente del primer fabricante de cohetes de China y estaba pletórico tras el éxito de esa primera misión marciana. Lo que es un hecho es que a China se le queda pequeña la Tierra y sus recursos, y se ha propuesto colonizar también el espacio en solitario. Es indudable que los resultados en las últimas dos décadas han sido asombrosos, pero sus objetivos parecen demasiado ambiciosos y optimistas para un terrestre normal. Eso sí, Estados Unidos, que algo sabe de éxitos y fracasos en la carrera espacial, considera que los chinos ya tienen mejor tecnología que nadie para triunfar en el cosmos y que muy pronto van a lograr grandes hitos.

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