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Las bolsas de tela no son sostenibles: solo si las usas 54 años compensas su impacto

Cada persona acumula entre cinco y diez bolsas de tela en casa pensando que es una opción sostenible. El algodón y los logos en PVC dificultan su reciclaje.

Las bolsas de tela no son sostenibles: solo si las usas 54 años compensas su impacto

Las bolsas de tela son muy utilizadas en las estrategias de marketing de las empresas para mejorar su imagen | Unsplash

No son pocas las empresas que utilizan bolsas de tela en sus estrategias de marketing para hacer un guiño al consumo sostenible, a la reutilización de recursos y a la reducción del uso de plástico. Pero una investigación sitúa esta práctica en lo que se conoce como greenwashing. A la larga, el uso de bolsas de tela no es una práctica sostenible: cada bolsa debe usarse 20.000 veces, es decir, cada día durante 54 años para compensar el impacto medioambiental que genera su producción. Y es que la mezcla de tejidos con materiales como PVC dificultan el reciclaje de estas bolsas.

El objetivo es transmitir una imagen más sostenible, más responsable con el entorno. No son pocas las empresas y organizaciones que se han apuntado a la moda de regalar bolsas de tela, de mejor o peor calidad. Desde ayuntamientos a tiendas de moda, desde marcas de cosmética natural a escuelas de música… y al final, cada persona acumula de media en los cajones de su hogar entre cinco y diez bolsas textiles o tote bags.

Las bolsas de tela dan respuesta a los consumidores que están concienciados con la reducción del consumo de plástico, que es una de las preocupaciones más claras que tienen en la lucha contra la contaminación, según el informe Connecting with eco-conscious consumers.

El algodón es uno de los cultivos considerados más sucios. | Unsplash

Los datos confirman el éxito de las bolsas textiles. En España el 63% de los consumidores utilizan bolsas reutilizables para ir a la compra, un 13% utilizan bolsas de papel y un 15%, de plástico. «Son una forma ‘barata’ de percibir que uno está contribuyendo a utilizar menos plástico, y que, por tanto, está comprometido con el cuidado del medioambiente y de la sostenibilidad», explica Juan Carlos Gázquez-Abad, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta Catalunya (UOC).

Marketing y ‘greenwashing’

Para muchos el uso de las bolsas de tela es una alternativa cómoda, durable y resistente, que además se puede lavar. Pero esta práctica está muy lejos de ser sostenible con el planeta. Según la Agencia de Medioambiente británica, para que el rendimiento ecológico de una bolsa de tela fuera mayor que el de una bolsa de plástico que no se reutiliza, debería utilizarse al menos 131 veces.

Las personas suelen acumular este tipo de bolsas en sus casas. Y cuando salen a comprar, si la han olvidado, suelen comprar otra. Su consumo se torna insostenible y perjudicial a lo largo del tiempo para el medioambiente, explica Neus Soler, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC.

La tendencia de usar tote bags comenzó en España en 2018, cuando los supermercados empezaron a cobrar por las bolsas de plástico. Y se ha ido consolidando como parte de las estrategias de marketing de numerosas marcas, instituciones o empresas que regalan estas bolsas con su logo estampado para transmitir al consumidor una imagen de marca comprometida con el entorno.

El consumidor percibe el producto como de mayor valor, conserva la bolsa, la reutiliza, con lo cual el impacto en cuanto a imagen de marca se asocia con valores de sostenibilidad y se genera un mayor impacto: la marca se verá cada vez que el usuario lleve la bolsa colgando del hombro con la compra. Es publicidad gratuita a pie de calle.

En las bolsas de tela, el algodón sí engaña

También hay que tener en cuenta los materiales con los que se fabrican estas bolsas. Según la Environmental Justice Foundation, el algodón está considerado uno de los cultivos «más sucios» por el gasto de energía, de agua, de pesticidas. Pero también por su impacto negativo en los trabajadores al afectar a las aguas subterráneas y la calidad del aire alrededor de las granjas.

La gestión de residuos de este material también es compleja y una de las grandes dificultades que tiene el hecho de intentar compensar la producción de las tote bags es que solo el 15% de los 30 millones de toneladas de algodón que se producen cada año llega realmente a los depósitos textiles. La mayor parte de la población simplemente tira estas bolsas a los contenedores de restos convencionales.

Pero cuando las bolsas de algodón llegan a las plantas de tratamiento, hay otro problema: dependiendo de las tintas que se hayan utilizado en las bolsas para estampar un logo corporativo resulta muy complejo tratarlas.

Si la impresión del logo se ha realizado con PVC, la parte impresa de las prendas no puede reciclarse porque este material no puede descomponerse. Para reciclar la bolsa de tela, es necesario recortar y desperdiciar la zona impresa, dificultando el proceso e impidiendo un reciclaje completo.

En busca de una bolsa sostenible

Cada bolsa de algodón orgánico debe usarse 20.000 veces o, lo que es lo mismo, usarla cada día durante 54 años para compensar el impacto general de su producción, según un estudio realizado por el Ministerio de Medio Ambiente y Alimentación de Dinamarca de 2018.

Ante este dilema, ¿cuál sería la opción más sostenible a la hora de utilizar una bolsa para hacer la compra? Cristian Castillo, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC y experto en logística, afirma que la alternativa con menor impacto en el entorno son las bolsas reutilizables de plástico, que muchos supermercados tienen a la venta. El plástico requiere menos consumos, menos agua y menos energía, lo que lo convierte en la mejor opción para el uso diario, asegura.

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