La nueva 'Sexta' de los amigos de Sánchez nacerá con (o sin) Prisa
Moncloa quiere otra cadena y están dispuestos a dársela a cualquiera que garantice fidelidad a Pedro Sánchez
El 25 de noviembre de 2005 La Sexta recibía luz verde para su licencia de televisión en abierto. Era la sexta frecuencia privada autorizada tras las concesiones de Felipe González a Antena 3, Telecinco y Canal+ a finales de los años ochenta y las de José María Aznar a Recoletos y Vocento a comienzos del 2000. Pero no era cualquier cadena. Era la tele de un grupo de productoras que -agrupadas alrededor de José Miguel Contreras- buscaba hacerse un hueco en el mercado gracias al apoyo del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que apadrinó una alternativa a la Prisa de Juan Luis Cebrián, que nunca se llevó bien con el líder socialista.
Eran los amigos de Zapatero -el presidente se reunía con Contreras y Miguel Barroso a jugar al baloncesto los fines de semana- contra el viejo PSOE que se resistía a los cambios. Con una inversión millonaria de sus principales socios, las productoras integradas en la Imagina de Jaume Roures o el canal mexicano Televisa, sorprendió con la emisión del Mundial de Fútbol de Alemania en 2006, y pese a tener una parrilla fresca y rompedora solo se hicieron conocidos por su guerra con el grupo Prisa por los derechos del fútbol. Una batalla que les desangró y les hizo perder el foco de una situación financiera que al cabo de un par de años se tornó ruinosa.
El final es conocido por todos: Antena 3 adquirió la cadena tras ceder un 15% de la nueva empresa a los socios de La Sexta y asumir unos 70 millones de deuda. Un epílogo traumático para un grupo que quedó a la deriva después de que Zapatero renunciara a la reelección a finales del año 2011 en el punto más álgido de la crisis financiera mundial. Paradojas de la vida, la primera decisión de Mariano Rajoy como presidente de Gobierno fue aprobar la fusión a comienzos de 2012. Un varapalo para Contreras que, como consejero delegado, llevó todo el peso de la crisis de la compañía.
Nueva licencia de TDT
Han pasado 18 años desde aquella aventura y el destino ha querido que en la mayoría de edad de La Sexta, José Miguel Contreras esté embarcado en una nueva empresa que le llevará probablemente a tener otra televisión. El actual director de contenidos de Prisa Media y fundador de La CoProductora se convirtió en uno de los asesores más fieles y escuchados por Pedro Sánchez (una transición magistral entre los dos presidentes socialistas) desde la salida de Iván Redondo de La Moncloa. Entre otras cosas, se atribuye el mérito de la campaña que llevaría al presidente a mitigar el triunfo del PP, lo que a la larga le permitió sumar los votos de los partidos independentistas para ser reelegido.
En paralelo, ha liderado desde las sombras Global Alconaba, el grupo de inversores que en mayo de 2022 compró a Telefónica un 7% de su participación en Prisa y desde entonces busca crear un núcleo fiel para controlar al editor de El País, ideológica y empresarialmente. Pero no es suficiente; Contreras está convencido de que el premio que merece por los servicios prestados es la cesión de una cadena de televisión en abierto, una nueva Sexta que le permita volver a ser el productor que presumía de controlar todo el ecosistema mediático en España.
Es así como, en un quirúrgico trabajo labrado en sus múltiples visitas al Palacio de la Moncloa, logró convencer a Pedro Sánchez de que la izquierda necesitaba otra televisión para hacer frente a Antena 3 y que además hiciese pinza con RTVE para mitigar cualquier impacto de las críticas de los medios. Así, contraviniendo cualquier lógica empresarial, el Ministerio de Transformación Digital dirigido por un monclovita convencido, Óscar López, se sacó de la chistera una reordenación del plan técnico e hicieron hueco a una nueva frecuencia. ¿La justificación? Todos los presidentes en democracia han dado cadenas, las últimas de Mariano Rajoy a la Conferencia Episcopal, Raúl Berdonés, Blas Herrero y el Real Madrid. Aunque da igual que el actual ecosistema televisivo está ultrasaturado y que la posibilidad de ganar dinero sea casi nula.
«No es para Prisa»
Resuelto el problema de la licencia, a Contreras se le ha atragantado la autorización de Prisa. Lleva semanas presionando por tierra, mar y aire para obtener el plácet de un Joseph Oughourlian reacio a meterse en nuevos líos que puedan romper el delicado equilibrio financiero de la compañía. «O lo pagas tú o no tenemos televisión», vino a decir en los muchos mensajes que hostilmente se cruzan estos últimos días. Ni los movimientos con el consejo, ni la promesa de traer inversores les ha hecho recular.
El plan original de Contreras pasaba por endosar a Prisa la licencia para que el grupo editor de El País costease los más de 50 millones de la aventura televisiva. Esto le dejaría manos libres para preparar la parrilla y tejer las alianzas necesarias. Pero sin este apoyo -y sin posibilidades reales de desbancar a Oughourlian de la compañía, al menos por el momento- se ha activado un plan alternativo que pasa por poner en marcha la cadena en solitario, alejado de Prisa y apoyado por inversores externos. Andrés Varela Entrecanales, dueño de Global Alconaba, es su principal apoyo aunque desde una perspectiva estratégica y no como socio capitalista.
Para buscar este dinero Contreras ha realizado una serie de viajes relámpago a Latinoamérica con el objetivo de conseguir la liquidez necesaria que le permita participar en el concurso de TDT que el Gobierno lanzará en el primer trimestre de 2025. Y al parecer tiene negociaciones muy avanzadas con inversores mexicanos. Nuevamente, afloran los paralelismos con La Sexta ya que el dinero de empresas de este país fue fundamental en 2005: el grupo Televisa de la familia Azcárraga asumió el 40% y el empresario Remigio Ángel González se quedó el 9% del capital. La principal moneda de cambio para atraer inversores es la opción de que pasados dos o tres años la frecuencia podría alquilarse a una major internacional si es que fracasa la aventura de hacer una tele propia.
Productoras amigas
¿Supondría esto un problema para La Moncloa? En absoluto. En el Gobierno existe la orden de que la licencia sea para José Miguel Contreras o al conglomerado de empresarios que él represente. «La licencia no es de Prisa», se apresuran a aclarar dentro del Ejecutivo y si es que el grupo no es parte del proyecto, la intención es que salga de igual manera. El presidente quiere una cadena de televisión y para sacarla adelante está dispuesto a prescindir incluso de su principal aliado mediático hasta la fecha.
Para Contreras, Prisa es solo un instrumento para poder financiar la televisión, por lo que si encuentra un inversor alternativo, no dudará en excluir al grupo de la ecuación. Incluso ven el lado positivo a este movimiento por la animadversión que genera en la opinión pública una eventual licencia para el editor de El País, un efecto que quedaría anulado si es que finalmente la nueva cadena va a parar a un grupo de inversores españoles más anónimos que tengan el respaldo de una gran corporación internacional. O eso creen…
La Sexta y Prisa
En esta línea, también existe la posibilidad de dar una segunda ventana de entrada al grupo Prisa como inversor, cuando esté constituida la sociedad y pasen unos meses de que haya sido concedida la licencia por el Gobierno. Entre los planes también está la posibilidad de firmar algún tipo de acuerdo de producción de contenidos o de asociación de marcas hasta que se produzca este desembarco accionarial. Desde que se comenzó a hablar de esta licencia de televisión se la ha asociado a las bondades de tener a la redacción de El País y la de la Ser trabajando para dar una marca informativa reconocible. Unos objetivos que se podrían conseguir si es que se firma algún pacto similar al que cerró Prisa con CNN+ hace más de dos décadas.
Un plan que parece no tener fisuras, aunque en la cúpula de Prisa se cree que estamos ante un nuevo farol de Contreras, hábil como pocos en el arte de negociar y crear escenarios idílicos para sacar adelante sus proyectos. Se asume que este nuevo giro del guion es la enésima estrategia para intentar convencer a Oughourlian, aunque en el sector se cree que está totalmente convencido de ir en solitario si realmente logra conseguir la financiación necesaria. Esto supone que si cuajan estos contactos se cerraría el círculo 18 años después para dar a Contreras una segunda oportunidad. Una nueva cadena de televisión solo para él y en la que no tenga que rendir cuentas a ningún dueño, ni siquiera a Prisa.