El segundo advenimiento de Pedro Sánchez
«El propio Sánchez es consciente de que su ciclo político está próximo a su fin y, previsor como es él, ya ha comenzado a buscar activamente alternativas para su propia supervivencia»
Espero que a estas alturas no le quepa ya a nadie la más mínima duda de que Pedro Sánchez va a dar la batalla hasta el final de su mandato utilizando todas las oportunidades de las que disponga y, sobre todo, usando en su favor todas las ventajas de las que le dota el aparato del estado, el control del BOE y su mayoría en ambas cámaras para tratar de obtener el mejor resultado posible en las próximas convocatorias electorales.
Pero también estoy convencido de que a pesar de la confianza que trata de aparentar para mantener alta la moral de sus tropas, el nulo -e incluso contraproducente- resultado de sus últimas acciones, me refiero a los cambios en la dirección del PSOE, la cumbre de la OTAN, el debate trucado con Feijoo y el evanescente Votomami world tour cuya edición toledana ha suspendido tras el fiasco de la pasada semana en Sevilla, comienzan a hacer mella en la moral del inquilino de la Moncloa.
Tanto es así que empiezo a sospechar que incluso el propio Sánchez es consciente de que su ciclo político está próximo a su fin y, previsor como es él, ya ha comenzado a buscar activamente alternativas para su propia supervivencia política más allá de las próximas elecciones. La supervivencia suya de él, la de su partido y sus colaboradores se la trae al pairo.
Una supervivencia que pasa necesariamente por la ejecución de una estrategia de orfebrería política fina en dos fases, la primera de las cuales ya comenzado. Esta consiste en habilitar el retiro de Sánchez en un organismo internacional suficientemente respetable como para que siga apareciendo en la prensa e influyendo en nuestra agenda política, tanto en el supuesto de que pierda las elecciones como en el de que lo vea tan negro que ni siquiera se presente.
Para conseguir este fin, los equipos de Moncloa y del PSOE están preparando con mimo tanto las negociaciones para su elección como presidente de la Internacional Socialista, el máximo órgano de coordinación de los partidos socialdemócratas a nivel mundial, como la presidencia rotatoria de la Unión Europea, cuyo turno corresponde a nuestro país en el segundo semestre de 2023.
Dos elementos que según creen, y lo cierto es que pueden tener razón, sumados al éxito organizativo de la cumbre de la OTAN en Madrid, pueden ser determinantes para que Sánchez pueda ser elegido para alguna alta posición bien en la Unión Europea o bien en la propia OTAN.
Pero estoy convencido de que la cosa no se va a quedar ahí, sino que solo es la mitad del camino que desea recorrer Pedro Sánchez. Una senda ya transitada con éxito por la expresidenta chilena Michelle Bachellet, quien tras concluir su primer mandato al frente del gobierno chileno fue elegida directora de ONU-Mujeres. Una posición desde la que acrecentó su prestigio político en su propio país, cimentando su segunda victoria electoral y consecuentemente su segundo mandato al frente del país andino.
Estaríamos hablando, por tanto, no de una huída a lo Rhett Buttler en Lo que el viento se llevó, ya saben «francamente, querida, me importa un bledo», sino de una retirada estratégica a lo Douglas McArthur, ya saben, el general norteamericano que tras ser expulsado por el ejército japonés de Filipinas en la segunda guerra mundial, prometió volver con su famoso «I’ll be back». Y además lo hizo.
Una estrategia peligrosa y llena de riesgos e imponderables pero tremendamente atractiva en la cabeza de un político que en el pasado ya ha sido capaz de construir un relato épico similar. Desde su primera salida a tortazos del PSOE y su vuelta a lomos del no es no y con la ventaja de que pase lo que pase, ni el primer gobierno de Feijóo va a ser capaz de resolver en cuatro años todos los problemas que aquejan al país, ni -sobre todo- el PSOE catatónico que va a dejar tras la derrota electoral que viene va a representar esta vez ningún problema para su segundo advenimiento.