THE OBJECTIVE
Jesus H. Cifuentes

Congelado

El padre de Patrice Hyvert, de 82 años no se ha mostrado contento con la aparición del cadáver de su hijo, congelado hace 32 años cuando escalaba la Aiguille Verte, un pico en la frontera con Italia pegado al Mont Blanc.

Opinión
Comentarios
Congelado

El padre de Patrice Hyvert, de 82 años no se ha mostrado contento con la aparición del cadáver de su hijo, congelado hace 32 años cuando escalaba la Aiguille Verte, un pico en la frontera con Italia pegado al Mont Blanc.

El padre de Patrice Hyvert, de 82 años no se ha mostrado contento con la aparición del cadáver de su hijo, congelado hace 32 años cuando escalaba la Aiguille Verte, un pico en la frontera con Italia pegado al Mont Blanc. “Soy un hombre de montaña, y habría preferido que mi hijo se quedase ahí. Estaba mejor en la montaña que en un ataúd”, dice el padre.

Hace 32 años Patrice tenía 23, y era su primer entrenamiento como guía de montaña. Desde la tormenta helada que le dejó pegado a su pasión por las alturas hasta hoy, muchos somos los que nos quedamos congelados con lo que nos toca vivir a diario, con el frío obtuso y asesino que nos regala la batalla diaria en todos los continentes helados por el horror de la guerra, la sequía , el hambre y la voracidad del aparato financiero que transforma los bosque en billetes, y el aire para respirar en oxígeno enlatado solo accesible para los ricos chiflados.

Dicen que la muerte por congelación deja el rostro sonriente por alguna movida muscular. Quizá sea la sonrisa de “ahí os quedáis, cabrones. Yo me abrazo a la tierra”.

En esos 32 años de paz alterada hoy de algún modo por el cambio climático, Patrice ha observado desde las alturas gélidas cómo el hombre arrasa con todo lo que se pone por medio en su afán por conquistar las cimas del éxito, esa cumbre tan alejada de las montañas de verdad, las que acojonan, invitan e imponen otras reglas del juego tan distintas a los sonidos del atasco, al de las aglomeraciones y estridencias que el mundo enfermo teatraliza a diario con pasión. Hay que llegar. Hay que llegar el primero. Hay que hacerlo ya.

Las hojas de los árboles en otoño taparán todo lo absurdo, y luego se las llevará el viento.

 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D