THE OBJECTIVE
Francisco Pou

Crucificados en la era Internet

Presos crucificados, que pasarán a ‘muertos por la Religión’ en la misma era donde, en otra fotografía, jóvenes chinos tratan de «desintoxicarse» de su adicción a Internet, eso es billones de datos sobre todo, pero sin razón para ninguno.

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Crucificados en la era Internet

Presos crucificados, que pasarán a ‘muertos por la Religión’ en la misma era donde, en otra fotografía, jóvenes chinos tratan de «desintoxicarse» de su adicción a Internet, eso es billones de datos sobre todo, pero sin razón para ninguno.

Nunca en la Historia de la Humanidad, tantos hombres han tenido acceso a tantos datos como hoy. En menos de un cuarto de siglo, la evolución exponencial de los recursos de almacenamiento (más Terabites en menos espacio y por menos coste) y transmisión (difusión a mas velocidad, a más mangueras de datos cada vez más anchas). Probablemente nunca antes el hombre ha ignorado para qué los quiere como ahora.

Nassim Nicholas Taleb, un epistemólogo contemporáneo y brillante, en «The black swan», escribía ya hace años que los «humanos somos víctimas de una asimetría en la percepción de los eventos del azar. Atribuimos nuestros éxitos a nuestras habilidades, y los fallos a factores externos fuera de nuestro control; la ‘mala suerte’. El azar. Podemos tener hoy todos los datos, de casi todos los eventos que se miden todos los días en todos los puntos del globo, y muchos no tienen el dato fundamental del porqué. No del porqué de esos datos, sino del porqué vivimos y para qué vale la pena vivir. Quizá porque pretendemos que la estadística de razones de la estadística. Citando a Popper, remarca que la degeneración de las escuelas de filosofía, en lo que a ellas se refiere, es por la creencia errónea que uno puede filosofar sin haber sido inducido a filosofar por problemas de fuera de la filosofía… Los genuinos problemas filosóficos tienen siempre la raíz fuera de la filosofía, y mueren si esas raíces decaen.

Presos crucificados, que pasarán a ‘muertos por la Religión’ en la misma era donde, en otra fotografía, jóvenes chinos tratan de «desintoxicarse» de su adicción a Internet, eso es billones de datos sobre todo, pero sin razón para ninguno. El libanés Taleb confiesa su irritación cuando muchos «estudiosos» sociales nos dirán, con escepticismo que la religión  ha sido horrible para la humanidad contando los muertos de la Inquisición y las guerras de religión. Sin embargo no le enseñarán cuántos muertos ha ocasionado el Nacionalismo, la Ciencia Social y las teorías políticas bajo el estalinismo o la guerra de Vietnam. «No creemos ya en la infalibilidad del Papa, pero creemos a pies juntillas en la infalibilidad de los premios Nobel.

La religión, el hecho religioso, sucede cuando sucede algo tan humano como preguntarse los porqués. La cruz en la que estos desgraciados vieron el fin de sus días no representa una guerra religiosa, sino la salvajada del fanático que sólo tiene respuestas, muchas respuestas (como la crucifixión) pero ninguna pregunta, ni ninguna duda sobre la ética ya la estética de su cruel proceder, inhumano.

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