La sordera del narco capitalismo
Cuando una guerra es tan beneficiosa como la mexicana se promueven los tratados comerciales, no los de paz
Cuando una guerra es tan beneficiosa como la mexicana se promueven los tratados comerciales, no los de paz
México es un laboratorio. Este narco estado sordo a cualquier reclamo social impone un modelo despiadado que genera brechas al ritmo de una mala ranchera y reprime derechos que desde la revolución parecen haber quedado congelados en la legendaria Constitución de 1917.
Hoy martes, Enrique Peña Nieto, un Kent en busca de Barbie diseñado para atraer el voto superficial que devolviera al PRI al poder institucional, vuelve a contradecirse al ratificar una reforma educativa que ha provocado un unánime levantamiento de los profesores en todo el país. Días de huelgas, de manifestaciones, de represión, de detenciones arbitrarias y de promesas de negociación para, al final, instalado en la sordera, seguir con el plan inicial. En un laboratorio como este no se permiten pasos atrás, debilidades “democráticas” o titubeos.
Estos son asuntos menores para la comunidad internacional, por supuesto. Ni la inútil Secretaría Iberoamericana, ni la telecontrolada Organización de Estados Americanos (OEA), ni la siempre enredada Naciones Unidas se pronunciarán jamás por estos asuntillos domésticos que dejan ya en México unos 70.000 muertos, unos 30.000 desaparecidos y casi 140.000 desplazados. Cuando una guerra no tiene trincheras nadie se atreve a enfangarse en ella. Cuando una guerra es tan beneficiosa como la mexicana se promueven los tratados comerciales, no los de paz.
México no es el único laboratorio del planeta. En la lista de territorios donde se (com) prueban las formas más brutales de (des) gobierno podemos sumar a Colombia, Honduras, Paraguay, Sudáfrica, Oriente Próximo, el África central o alguna de las ex repúblicas soviéticas. El único fallo en este ensayo global y deslocalizado al tiempo es que la probeta está habitada y los ciudadanos, cansados de no existir, de ser convertidos en inermes ‘homo sacer’, cada día responden de forma más violenta a los experimentos. En México, ya son cientos las comunidades alzadas contra el Estado y el crimen organizado, que allí bailan juntos. En el planeta son miles los pequeños conflictos en los que un ejército civil sin uniforme resiste el embate de unos gobiernos legitimados sólo por sus iguales.