Lady Gaga a fuego lento
Decía Beethoven que la música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía. No sé a ciencia cierta si Lady Gaga tiene algo que decir sobre Filosofía o sobre Beethoven
Decía Beethoven que la música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía. No sé a ciencia cierta si Lady Gaga tiene algo que decir sobre Filosofía o sobre Beethoven
Algunos sábados cocino, y hoy son unas carrilleras las que hacen un ejercicio de paciencia. Quizá tres horas en un baño lento, ‘chup-chup’, que he sofisticado con licores de hierbas y chiles suaves de Nuevo México. Ya les contaré. Ciertamente no es ‘fast-food’ ni ‘snack’.
La relevante publicación ‘Wired Magazine’ publicaba hace pocos años un ‘especial’ con el título de ‘La cultura-snack’. El diagnóstico es brillante. Intento explicarme aquí en 300 palabras. Un lujo. Nuestros hijos expresan sus sentimientos o su cosmovisión en 140 caracteres entre millones de tuits al día. Y aplauden los más ingeniosos como brillantes. Todo es más ‘wiki’ que la Enciclopedia Británica. De hecho la cultura ‘snack’ lleva a un mundo de dos coordenadas; buenos y malos, famosos y fracasados.
Decía Beethoven que la música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía. No sé a ciencia cierta si Lady Gaga tiene algo que decir sobre Filosofía o sobre Beethoven. De hecho no sé si tiene algo que decir, aunque supongo que estará en la memoria colectiva en el apartado de ‘música’. De hecho es un apartado en el que puede convivir una sinfonía de inspirados años, interpretada por docenas de maestros tras semanas de trabajo, abriéndonos a un lenguaje que va «más allá», con una (digamos…) canción de Lady Gaga. Algo así como comparar un celebrado graffiti con la Capilla Sixtina. Hay algo de genialidad en las dos, pero también hay algo de formato (de ‘grande’) y un tamaño ‘que importa’.
Dijo Bernard Shaw que el infierno está lleno de músicos aficionados. Disfrazados, añadiría yo. Todo tiene arreglo para evitar a Lady Gaga ese ‘chup-chup’ de llamas eternas: que la recordemos como una célebre provocadora de disfraces de vagancia extra, o extravagancia. Pero para denominar al divino arte y lenguaje de la ‘buena música’ reservemos las obras que se han cocido a fuego lento.