El nuevo Messías

Todas las atenciones, facilidades y dineros con que este «nuevo Messi» de 8 años será obsequiado tiene algo de amable secuestro y de cariñoso forzamiento de una tierna voluntad

La policía estadounidense ha detenido en Tucson a un hombre y a una mujer que mantenían encerradas a sus tres hijas en casa desde hacía dos años. La historia nos recuerda a la de esas otras tres mujeres que fueron liberadas hace un mes por Scotland Yard y que durante 30 años habían sido esclavas domésticas en una casa del sur de Londres. Cómo no acordarse también de las tres víctimas de Ariel Castro. O de Natascha Kampusch, la joven austriaca que estuvo durante 8 años en poder de otro animal. O de Elisabeth Frintz, secuestrada durante casi un cuarto de siglo en el sótano de su propio padre.

Siempre son mujeres y niños las víctimas de estos canallas. Las mujeres y los niños dan menos problemas, y son más fáciles de reducir por la fuerza. A los niños además se les puede engañar. De hecho, muchas de ellas eran niñas cuando cayeron en la trampa de sus depredadores. Quizás por eso he pensado en el niño de la foto que tienen más abajo, Claudio Nancufil, un chaval de 8 años que juega muy bien al fútbol y que ya ha despertado el apetito del Barcelona, del Real Madrid y del River Plate.

No estaré pensando, ¿verdad?, en comparar a las pobres desgraciadas del primer párrafo, que vivieron en condiciones infrahumanas, con ese niño de la foto, que recibirá cuidados, buena alimentación y grandes sumas de dinero. No, no soy tan frívolo. Además no hay punto de comparación. No hay nada que se pueda comparar con el sufrimiento de esas mujeres. Y sin embargo, no puedo dejar de pensar que todas las atenciones, facilidades y dineros con que este «nuevo Messi» de 8 años será obsequiado por alguno de esos tres equipos tiene algo de amable secuestro y de cariñoso forzamiento de una tierna voluntad.