Alma de portera cotilla
Quizá Aristóteles hubiera usado Google para cotillear sobre las amantes de Filipo II de Macedonia. Todos tenemos alma de portera cotilla
Quizá Aristóteles hubiera usado Google para cotillear sobre las amantes de Filipo II de Macedonia. Todos tenemos alma de portera cotilla
Intento imaginar la cara que hubieran puesto cualquiera de los grandes filósofos griegos. Piensen en Platón, Sócrates o Aristóteles. O alguno de los hombres del Renacimiento europeo. Imaginen a Leonardo, a Miguel Ángel o a Rafael. O una selección de los grandes protagonistas de la revolución científica de los siglos XVIII y XIX. Quizá Pasteur, Edison o Darwin.
¿Qué habría pensado cualquiera de ellos si alguien les dijera que tendrían al alcance de sus manos y de manera instantánea todo el conocimiento pasado y presente de la humanidad? ¿Qué se les habría pasado por la cabeza si hubieran imaginado siquiera la posibilidad de llegar hasta el último rincón de la sabiduría humana con apenas unos movimientos de sus dedos?
Pues resulta que la humanidad, cuando ha tenido acceso instantáneo a todo cuanto sucede y ha sucedido en el Universo, se ha dedicado a buscar términos como “sorteo del mundial de futbol”, FIFA, Fernanda Lima o Robinson Cano, que han sido los más buscados este fin de semana en Google. En 2012 subieron al trono de la curiosidad mundial, por este orden, Withney Houston, Gagnam Style, Huracán Sandy, Ipad3, Diablo3 y Kate Middleton.
Y para este 2013 seguimos por el mismo camino. Gana por goleada Beyoncé, coronada como la reina del buscador Bing, por delante de Kim Kardashian, Rihanna y Taylor Swift. Tenemos que bajar hasta la décima posición para encontrar al primer famoso no-artista; Barack Obama. Imaginen estos datos en un destacado de los libros de historia escolares dentro de quinientos años. ¿Qué pensarán de nosotros?
Aunque, quién sabe, quizá Aristóteles hubiera usado Google para cotillear sobre las amantes de Filipo II de Macedonia, Miguel Ángel para publicar anónimamente cotilleos sobre la sórdida vida de Clemente VII y su familia, o Edison para calumniar a los Lumière.
En el fondo todos tenemos alma de portera (o portero, seamos políticamente correctos) cotilla.