Platón

¡Literal!

¡Literal!

«La viralidad no es un engendro específico de la sociedad de la información: siempre ha habido refranes, muletillas y frases hechas»

Elogio de la dificultad

Elogio de la dificultad

«Los acusadores de Sócrates eran ciudadanos bien intencionados que, como ciertos neocomunistas actuales, proponen la vuelta a la praxis política concreta e, incluso, al antagonismo violento»

Lope no preludia nada

Lope no preludia nada

Aseguraba Platón que existe una “una antigua querella” entre la política y la poesía cuyo campo de batalla es el alma del ciudadano y, más en concreto, esa parte del alma sensible al encanto de los versos, a la que caracteriza por los siguientes rasgos: es receptiva a la novedad; está siempre en tensión consigo misma y ama la diversidad y variedad. Es una paleta de colores entremezclados que aspira a ser pintura o, si se quiere, es algo informe que aspira a la salud de la forma. Platón la llama “tò aganaktêtikón”, que podemos traducir por “lo emocional”.

Siempre hay algo que va mal

Siempre hay algo que va mal

Yo estoy doctorado en baja autoestima. Hay facetas de mi vida de las que huyo como las avestruces, hundiendo la cabeza en el olvido para no verme a mí mismo. Es lo que me pasa, por ejemplo, con los bailes de salón.

El último tipo de Europa

El último tipo de Europa

Paquiro era la síntesis de lo español: imprevisible, valiente, impetuoso, ignorante de convenciones y antiutilitarista. Me gusta el español porque es el tipo; no es copia de nadie. Será el último tipo de Europa, decía Stendhal.

Comienza un nuevo curso, ¡sapere aude!

Comienza un nuevo curso, ¡sapere aude!

Permítame el lector rogarle que, por unos instantes, se figure la siguiente escena. Un caminante, de no muchas luces, se topa, mientras atraviesa un frondoso bosque, con un río que debe por fuerza franquear si de llegar a su destino se trata. El hombre empero vacila, pues siente miedo de la corriente y no divisa ni aguas arriba ni aguas abajo vado alguno que le facilite el tránsito.

Alfie

Alfie

Hoy escribiré sobre un niño. Es algo que durante siglos y siglos resultó inusitado: cuesta encontrar en la Antigüedad clásica referencias literarias a los más pequeños. Si te ponías a escribir unas letras, las dedicabas a los dioses, o a hombres egregios cuyas hazañas merecieran ser rememoradas. Un crío es poca cosa.

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