Un derecho que mata a Europa
La ley belga es coherente con la cultura de la muerte que está matando a Europa. El aborto y lo será también la eutanasia infantil- es un negocio más en esta cultura
La ley belga es coherente con la cultura de la muerte que está matando a Europa. El aborto y lo será también la eutanasia infantil- es un negocio más en esta cultura
Llega la eutanasia infantil: el senado belga ha aprobado un proyecto de ley para que los menores también puedan acogerse a la eutanasia.
Me contaban hace poco, como un cuento o una anécdota real –que todo es posible-, sobre aquella mujer embaraza de doce semanas que agarraba nerviosa una silla en el que llevaba a un bebé de un año, esperando su turno en la sala del matadero de un comerciante de la muerte. Iba a abortar. Al poco, entró una bruja en bata:
-A ver, señora, ¿quiere deshacerse del niño, verdad?
-Sí, no me viene bien ahora –contestó la madre.
Sin dejarla terminar, la secretaria del criminal, cogió al bebé del carro y…
-¡No, de ése no! -gritó la mujer embarazada, que salió despavorida de aquel siniestro lugar comprendiéndolo todo.
Quizá la bruja fuera un ángel.
El aborto –y lo será también la eutanasia infantil- es un negocio más en la cultura de la muerte: hoy hemos sabido que el Partido Socialista español ha negociado, con empresas dedicadas al aborto, ampliar el derecho a matar -¿más aún, con 118.000 al año?- en caso de que vuelvan a gobernar. Hay ahí un turbio mundo de dinero bastante escabroso que algún día saldrá a la luz.
Con esa eutanasia infantil no hay diferencia. Por eso la nueva ley belga tampoco está levantando demasiado escándalo. Y llegaremos al punto –porque toda ley tiene trampa y coladero- donde algunos puedan deshacerse de sus hijos de manera legal y por un módico precio: este niño es un rebelde. Puestos a matar, no importa la edad ni si es antes o después del parto. Cuando hay derecho a matar, todo está permitido. La ley belga es coherente con la cultura de la muerte que está matando a Europa.