Impuestos
En este mundo no hay nada seguro, dijo Benjamin Franklin, excepto la muerte y los impuestos. De la primera no hay manera de librarse, pero de los segundos sí, ni que sea de manera parcial y temporal y asumiendo unos cuantos riesgos. Los Estados incentivan el pago de impuestos de una manera sencilla: si no lo haces, te castigan.
En este mundo no hay nada seguro, dijo Benjamin Franklin, excepto la muerte y los impuestos. De la primera no hay manera de librarse, pero de los segundos sí, ni que sea de manera parcial y temporal y asumiendo unos cuantos riesgos. Los Estados incentivan el pago de impuestos de una manera sencilla: si no lo haces, te castigan.
El ministro de Presidencia y Asuntos Parlamentarios portugués, Luís Marques Guedes, anunció el jueves la aprobación de la llamada “factura de la suerte”. Se trata de un sorteo, organizado por la autoridad tributaria, en el que participarán todos los ciudadanos portugueses que dispongan de una factura con número de identificación fiscal, sea la de “un café, una compra de supermercado o facturas de la luz y el agua”, según el Jornal de Negócios. Dependiendo del importe de la factura, los ciudadanos dispondrán de más cupones con los que participar: según explica el diario portugués Público, una factura de cien euros equivale a diez cupones, una de treinta a tres, etcétera. El sorteo tendrá como premio un coche de gama alta y se celebrará todas las semanas y, con formato y premios especiales, en verano y navidad. La medida está destinada a aumentar la emisión de facturas y disminuir el volumen de la economía sumergida del país.
En este mundo no hay nada seguro, dijo Benjamin Franklin, excepto la muerte y los impuestos. De la primera no hay manera de librarse, pero de los segundos sí, ni que sea de manera parcial y temporal y asumiendo unos cuantos riesgos. Tradicionalmente, los Estados incentivan el pago de impuestos de una manera sencilla: si no lo haces, te castigan. El gobierno portugués le da la vuelta y, además de castigar a quien no cumple, decide premiar a quienes hacen lo que de todos modos es su obligación. Por más que lo piense, sigo sin saber si es una idea fruto de una mentalidad liberal, socialista o conservadora. Pero estoy seguro de que encierra una gran lección moral sobre la condición humana y por qué hacemos el bien o el mal. Aunque no tengo ni idea de cuál. ¿Sugerencias?