Corea del Norte no es comunista
Se trata de un bulo difamatorio de los aparatos de propaganda del capitalismo, cosas de la antigua Madison Avenue, que es donde estaban las grandes agencias de publicidad y relaciones públicas.
Se trata de un bulo difamatorio de los aparatos de propaganda del capitalismo, cosas de la antigua Madison Avenue, que es donde estaban las grandes agencias de publicidad y relaciones públicas.
Se trata de un bulo difamatorio de los aparatos de propaganda del capitalismo, cosas de la antigua Madison Avenue, que es donde estaban las grandes agencias de publicidad y relaciones públicas. Cuba tampoco es comunista; y Mao y Stalin, menos. Venezuela es un prodigio de democracia, a ver si se enteran ustedes. En Venezuela, como en Corea, la policía regala golosinas a los niños.
Y ya que hablamos de ese gran adalid de la libertad que fue Stalin, resulta que allá por 1955, en el apogeo de la gloria de las agencias neoyorquinas -duró hasta principios de los 90- en la Unión Soviética la colectivización de granjas y campesinos fue un éxito: es mentira que en aquellas fechas la URSS poseyera menos ovejas, vacas y novillos que antes de esa loable medida y es mentira que las cosechas hubiesen disminuido a la mitad. Es mentira que el comunista fuese un estado policiaco implacable que fracasó en su política agrícola. Es mentira que las granjas colectivas fueran empresas gigantescas sometidas al estricto control estatal y que los campesinos hubieran perdido todos sus bienes. También es mentira que la planificación mecánica de los marxistas pasa siempre por alto el móvil vital del hombre: sus sueños. Es mentira que el comunista que forja esos y otros planes sociales sea un intelectual urbano que aborrece el cieno y el abono del suelo fértil. El intelectual marxista, como el rojiprogre moderno, entiende perfectamente al campesino y sabe que su honesta ambición -la del campesino- es poseer su propia tierra. En definitiva, el lema estalinista «desconfiad de los campesinos» fue creado en Madison Avenue. Y Fidel Castro, también, claro, por supuesto. Otra operación de las agencias yanquis fue colgar retratos de Stalin, Marx y Lenin en la Puerta de Alcalá. Qué taimados son los yanquis, oigan.
Y fíjense ustedes: todos nos habíamos creído ese cuento de que hubo alguna vez un comunismo y un muro en Berlín.