THE OBJECTIVE
Jeronimo Jose Martin

Reír y llorar sin complejos

Se estrena en España una película singular, “No se aceptan devoluciones”, coescrita, dirigida y protagonizada por el popular cómico mexicano Eugenio Derbez, Premio Platino 2013 al mejor actor por este su primer largometraje tras la cámara.

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Reír y llorar sin complejos

Se estrena en España una película singular, “No se aceptan devoluciones”, coescrita, dirigida y protagonizada por el popular cómico mexicano Eugenio Derbez, Premio Platino 2013 al mejor actor por este su primer largometraje tras la cámara.

Se estrena en España una película singular, “No se aceptan devoluciones”, coescrita, dirigida y protagonizada por el popular cómico mexicano Eugenio Derbez, Premio Platino 2013 al mejor actor por este su primer largometraje tras la cámara. El filme ha sido maltratado por una parte de la crítica, pero ha concitado el interés de más de 25 millones de espectadores en todo el mundo, convirtiéndose en la producción latina más taquillera de la historia en Estados Unidos, al recaudar allí 44 millones de dólares. El secreto de Derbez: hacer reír y llorar sin complejos, como ya lograron hace poco los también mexicanos Paco Arango en “Maktub” y Roberto Girault en“El estudiante”, o como ya consiguió hace décadas Mario Moreno “Cantinflas” en “El bolero de Raquel” o “El extra”.

La sombra de esas dos últimas tragicomedias planea por “No se aceptan devoluciones”, pues describe el acelerado proceso de maduración y reinvención de Valentín, un mujeriego cuarentón de Acapulco, con síndrome de Peter Pan y alérgico al compromiso, que debe criar solo a su hija Maggie, abandonada en su puerta por su madre cuando era un bebé. Ayudado por la propia Maggie, Valentín acabará trabajando en Hollywood como doble de acción de las estrellas.

         El arranque de la película es zafio, pero gira enseguida hacia una incisiva reflexión sobre el sacrificado amor paternal de Valentín, la creciente necesidad maternal de Maggie —reflejada por la niña Loreto Peralta con una autenticidad conmovedora— y el mezquino egoísmo de la madre, que reclama la custodia de la niña cuando ésta tiene siete años. Una progresión de gran intensidad cómica y dramática, audaz en su poco complaciente visión de la ideología de género, y que culmina en un desenlace sensacional, de esos que dejan al espectador totalmente noqueado. Vamos, que hay que verla.

 

 

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