De monstruos y hombres
Se ha estrenado Godzilla, del inglés Gareth Edwards (Monsters), ecológica y spielbergiana actualización de las míticas películas japonesas de kaijus de la Toho, iniciadas en 1954 por Ishiro Honda con Japón bajo el terror del monstruo, de la que ahora se cumplen 60 años.
Se ha estrenado Godzilla, del inglés Gareth Edwards (Monsters), ecológica y spielbergiana actualización de las míticas películas japonesas de kaijus de la Toho, iniciadas en 1954 por Ishiro Honda con Japón bajo el terror del monstruo, de la que ahora se cumplen 60 años.
Se ha estrenado “Godzilla”, del inglés Gareth Edwards (“Monsters”), ecológica y spielbergiana actualización de las míticas películas japonesas de “kaijus” de la Toho, iniciadas en 1954 por Ishiro Honda con “Japón bajo el terror del monstruo”, de la que ahora se cumplen 60 años. En esta ocasión, el singular coloso radioactivo se enfrenta a dos espeluznantes criaturas, los Mutos, también con genes nucleares, que destrozan todo a su paso, de Japón a San Francisco con escalas en Honolulú y Arizona.
El resultado es entretenido, pero más aparatoso y pirotécnico que espectacular, y bastante plano en el desarrollo dramático de sus numerosos personajes humanos, cuyos convencionales conflictos no acaban de implicar al espectador. También resulta demasiado simple su principal declaración de principios: “La arrogancia del hombre es pensar que controla la Naturaleza, cuando es todo lo contrario”. Pero, en cierto modo, esta idea enriquece la personalidad del propio Godzilla, con un diseño más cercano al de las viejas producciones niponas y al que se le asigna un inquietante matiz místico-mitológico, que deja en la penumbra su propio origen y sus verdaderas intenciones hasta el vigoroso clímax.
Ayer me contaba José Luis Garci que, en 1986, coincidió con Severo Ochoa en el bar de un hotel de Oviedo, tras la entrega del Premio Príncipe de Asturias de las Artes a Luis García Berlanga. Hablaron de muchos temas y, en un momento, el laureado científico —Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1959 — repitió al cineasta unas de sus ideas más divulgadas: “José Luis, el amor es física y química”. A lo que Garci replicó: “Física, química… y una gota de misterio”. Es una pena que, en este nuevo “Godzilla”, esa gota de misterio le haya tocado sólo al monstruo. Los humanos son física y química, como en tantas otras películas.