Muzammil
La Biología sintética, los viajes de turismo espacial, la nanomateria o el estudio de los neutrinos son solo unas pocas muestras de un desarrollo tecnólogico y científico del ser humano que parece no tener fronteras.
La Biología sintética, los viajes de turismo espacial, la nanomateria o el estudio de los neutrinos son solo unas pocas muestras de un desarrollo tecnólogico y científico del ser humano que parece no tener fronteras.
La Biología sintética, los viajes de turismo espacial, la nanomateria o el estudio de los neutrinos son solo unas pocas muestras de un desarrollo tecnólogico y científico del ser humano que parece no tener fronteras y que exponen la capacidad intelectual sobresaliente de la especie denominada Homo sapiens. Y paralelamente, el ser humano parece poseer sólo una incipiente y subdesarrollada capacidad de relacionarse en armonía con sus semejantes, así como de organizar comunidades humanas satisfactorias para todos sus miembros.
Hago esa reflexión mientras leo que otra vez una mujer en Pakistán ha aparecido colgada de un árbol, y que su asesino, su propio novio, ha esgrimido como justificación que la chica no quiso tener relaciones sexuales con dos de sus amigos. Ese fue el delito de Muzammil Bibi y por ello fue violada, estrangulada y colgada de un árbol. Pero el caso de esta joven pakistaní es solo uno más de entre los miles de crímenes contra las mujeres que ocurren solo en una región del mundo, India y Pakistán, considerados como dos de los países más peligrosos para nacer mujer por hechos que no dejan de estremecernos por su crueldad y por la aceptación que parecen tener en su entorno social.
Mujeres lapidadas por elegir libremente a sus parejas, bodas infantiles, violaciones correctivas, niñas y mujeres violadas y linchadas después por grupos de hombres de una supuesta etnia superior son prácticas que sufren la mujeres indias y pakistaníes, pero que avergüenzan a la humanidad en su conjunto por cuanto suponen el fracaso evolutivo de una especie, la nuestra. Por esa razón, los crímenes, los asaltos, las vejaciones y las agresiones de la que son objeto esas mujeres, todas las mujeres, no son problemas locales ni culturales sino retos humanos que todos estamos obligados a intentar superar y que exigen una implicación y cooperación global.