Niños más muertos que otros
Para el «buen progre» los adolescentes israelíes asesinados por los terroristas de Hamás son muertos de segunda o tercera categoría: muertos menos muertos, como si dijéramos. El «buen progre».
Para el «buen progre» los adolescentes israelíes asesinados por los terroristas de Hamás son muertos de segunda o tercera categoría: muertos menos muertos, como si dijéramos. El «buen progre».
Para el «buen progre» los adolescentes israelíes asesinados por los terroristas de Hamás son muertos de segunda o tercera categoría: muertos menos muertos, como si dijéramos. El «buen progre», término acuñado por mi amigo Jordi Baeza -en Twitter @AzoteLiberal- y cuyas aventuras pueden leerse en su blog de www.e-noticies.cat, es un tipo que solo considera a los niños y adolescentes palestinos como muertos de verdad.
Los niños israelíes vienen a ser catalogados como los fetos: seres no humanos a los que es lícito, e incluso necesario, eliminar de este planeta sin remordimientos de conciencia. Alguna «buena progre» ha celebrado públicamente el asesinato de los adolescentes israelíes, lo cual no es de extrañar porque al «buen progre» le va la cosa marxista de la violencia -la de un lado; la del otro, no, claro, oiga- y lo de celebrar muertes es gusto que comparte con otros asesinos como los etarras, los castristas o los chavistas. Pablo Iglesias también tiene estas querencias y así lo expresa también en público sin cortarse un pelo. Como ven, el «matrix progre» -esto es del maestro De Prada- está tan coherentemente conectado que puede llegar a dar un poco de miedo a los pusilánimes.
A los israelíes no les da miedo porque saben tratar con educación a los terroristas: los persiguen, los cazan y los encarcelan o, si tienen las agallas de resistirse, los matan. Matar a un terrorista que tiene las agallas de resistirse es hacerlo en defensa propia y, por descontado, en defensa de la libertad, de la ley y del descanso tranquilo de las personas decentes, que somos la mayoría de los habitantes de este planeta azul tan bonito. Planeta al que, según algunos «buenos progres», le sobra la totalidad de la depredadora raza humana, en particular las subespecies «liberales» y «católicas». En fin, eso, la coherencia criminal progresista, ya saben.
