El largo y tortuoso camino

Ángela Merkel y Mariano Rajoy han hecho todo un despliegue de medios para enseñarle al mundo el buen estado y la armonía de sus relaciones. Han elegido para ello un escenario que tiene un mensaje subliminar claro y nítido como el agua.

Ángela Merkel y Mariano Rajoy han hecho todo un despliegue de medios para enseñarle al mundo el buen estado y la armonía de sus relaciones. Han elegido para ello un escenario que tiene un mensaje subliminar claro y nítido como el agua. Nos dice que será un largo y tortuoso camino, que la fe y la capacidad de aguante del pueblo será, o mejor dicho seguirá siendo la clave para conseguir los objetivos de esta vieja y complicada Europa.

Hija de pastor protestante ella, y católico apostólico él, han utilizado el lenguaje del cristianismo para dar ejemplo a un pueblo que necesita poco menos que un milagro para recuperar su fe en la clase política. Como acostumbro a hacer en mis humildes artículos y teniendo en cuenta que no puedo presumir de ser un gran analista político, me limito a contarles una breve historia que puede resumir el estado de confianza del pueblo llano en los mandatarios actuales: Un periodista preguntaba a un viandante en una calle cualquiera, de un país cualquiera, de la Unión europea:

-«Dígame en que se diferencia, según usted, un político de un ladrón»-. El ciudadano piensa durante unos segundos y le contesta: -«pues que el ladrón me elige a mí para robarme, mientras que yo soy el que elijo al político para que me robe»-. El periodista, boquiabierto y estupefacto, exclama: – «¡Enhora buena! Ha encontrado usted una diferencia»-.

Con esto no quiero demonizar a la clase política, pero sí mandarle otro mensaje, quizás no tan subliminal como el de los Jefes de la foto, para que hagan de una vez por todas un ejercicio de humildad y tomen las decisiones oportunas de manera terrenal, en cuerpo y alma, y como un peregrino más, teniendo los pies en el suelo.