Yo soy mayordomo
Parece ser que entre los nuevos ricos de China, Emiratos Árabes Unidos o Rusia se ha puesto de moda el contratar a mayordomos para gestionar sus complicadas, exquisitas y millonarias vidas.
Parece ser que entre los nuevos ricos de China, Emiratos Árabes Unidos o Rusia se ha puesto de moda el contratar a mayordomos para gestionar sus complicadas, exquisitas y millonarias vidas.
Parece ser que entre los nuevos ricos de China, Emiratos Árabes Unidos o Rusia se ha puesto de moda el contratar a mayordomos para gestionar sus complicadas, exquisitas y millonarias vidas.
Estos profesionales se han convertido en un nuevo símbolo de estatus muy demandado, especialmente si son británicos, tienen un aire envarado, cara de seriedad perpetua y llegan con el diploma de la International Butler Academy bajo el brazo.
He estado mirando el programa de estudios y creo que a ninguno de nosotros le vendría mal contar con sus servicios. Estudian “gestión” de todo tipo de cosas: gestión de la casa, de la mesa, del personal, de la vestimenta, de la lavandería, etc. Pero, por si no lo sabían, también se hacen expertos en cómo ocuparse de las mascotas, hacer correctamente las maletas, arreglar pequeños desperfectos en las instalaciones de calefacción, agua o gas…¡para qué seguir!
Esto solo puede sorprender a las personas que no son seguidoras de Downton Abbey. Porque cualquier “downtoniano” sabe que un mayordomo es alguien que manda mucho y que sabe mucho. ¡Ah, mi querido Carson!, el mayordomo perfecto, jefe supremo de la casa, correcto en cada minuto y perfecto en cada gesto. Quien tuviera un Carson a su lado durante toda una vida.
El caso es que he estado mirando las ofertas de trabajo y el salario es muy interesante. Bueno, más que interesante es en algunos casos irrechazable y casi futbolístico. Pero ¿tendremos las personas que no hemos estudiado en la Academia cualidades para adaptarnos a las exigencias del puesto? ¿Podremos rendir y responder a lo que se espera de un diplomado internacional de alto nivel?
La Academia dice que un mayordomo debe atender a su jefe en todo, estar dispuesto a hacer horas extras ante cualquier petición excéntrica, saber dar conversación aunque al final sepa que su jefe no será nunca su amigo, aceptar trabajar en silencio y con eficacia que nunca será valorada, que sólo se destaquen sus fallos y no sus aciertos y otras lindezas varias.
Leyendo lo anterior casi me atrevo a afirmar que tengo 25 años de experiencia laboral en mayordomía o como se diga, porque no he hecho otra cosa que eso, aunque sin el sueldo irrechazable, claro.
A partir de hoy, imprimiré una foto del bueno de Carson y la pincharé en el corcho del trabajo. Será mi santo patrono y protector. Porque yo soy mayordomo. ¿Y ustedes?