Dime espejito
Cada semana aparece en la portada de Interviú una bella joven, o no tan joven medio desnuda, luciendo sus encantos. Todas ellas, por muy guapas y jóvenes que sean, son retocadas hasta dar con el modelo que más conecta con el público.
Cada semana aparece en la portada de Interviú una bella joven, o no tan joven medio desnuda, luciendo sus encantos. Todas ellas, por muy guapas y jóvenes que sean, son retocadas hasta dar con el modelo que más conecta con el público.
En Estados Unidos, que es donde generalmente estudian todo lo que es digno de explicación, acaban de decir a los cuatro vientos que las modelos que son retocadas en exceso en las fotografías de sus campañas de publicidad, pierden su autoestima causándoles verdaderos problemas. Puede que sea cierto. No lo sé. Pero lo que sí es verdad es que por lo general, ninguna modelo protesta porque tras el paso por ese hospital virtual que es el Photoshop, parezca mucho más delgada, con menos arrugas, y con unos años menos. No es fácil comprender por qué tras las “cirugía” del diseñador de turno, no se dan cuenta de que en las fotografías no son ellas mismas. Es más, hasta niegan con rotundidad que hayan sido retocadas.
Cada semana aparece en la portada de Interviú una bella joven, o no tan joven medio desnuda, luciendo sus encantos. Todas ellas, por muy guapas y jóvenes que sean, son retocadas hasta dar con el modelo que más conecta con el público. Ha habido fotos de portada tan retocadas que resultaba casi imposible reconocer a la protagonista de la imagen. Pero seguro que ellas estaban encantadas con ese cincelado de sus cuerpos. Esta semana ha aparecido en la portada de Hola Terelu Campos. Una Terelu Campos ciertamente bella y sin el menor ápice de arruga ni nada que se le parezca. Y claro, en su programa de la tele, entre sus mismos compañeros, se ha suscitado la polémica de si las fotos han pasado por los milagros de Photoshop o no. Unos a voz en grito aseguran que por supuesto y otros que no. Pero la duda ha quedado en el aire, aunque la mayoría daba por hecho de que la presentadora había sido aligerada de todo aquello que pudiera indicar el paso del tiempo. Demasiada perfección.
Lo que no se entiende es que ellas mismas, las protagonistas, no se den cuenta al mirarse al espejo, de que las fotografías publicadas en la revista no tienen nada que ver con ellas, con la imagen que se refleja cada mañana en su espejo.