La última línea
¿Qué crimen ha podido cometer un bebé de dos meses fallecido en Navidad para que el alcalde de Champlan le niegue un lugar en el cementerio local?
¿Qué crimen ha podido cometer un bebé de dos meses fallecido en Navidad para que el alcalde de Champlan le niegue un lugar en el cementerio local?
La Damnatio memoriae es una locución latina que significa literalmente ‘condena de la memoria’. Era una práctica de la antigua Roma que consistía en condenar el recuerdo de un enemigo tras su muerte. Cuando el Senado decretaba la damnatio memoriae, se procedía a eliminar todo cuanto recordara al condenado: imágenes, monumentos, localización de la tumba,inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre. Era la penúltima línea, el peor castigo imaginable para crímenes atroces en la guerra.
La humanidad ha organizado guerras a lo largo de 5000 años. Durante todo este tiempo se ha intentado legislar un derecho en las prácticas durante la guerra, la ética militar y la teoría de la guerra justa (jus in bello o «derecho en la guerra») han establecido normas que hay que cumplir incluso en estados de guerra. El Convenio de Ginebra, uno de los tratados más modernos recoge estas normas, entre ellas el derecho a enterrar a los muertos enemigos.
Ese derecho prima por encima de cualquier otro, desde Roma, incluso siendo castigado con la Damnatio memoriae, incluso cometiendo los peores crímenes…el derecho a ser enterrado es algo visceral de la raza humana desde la prehistoria. Y hablo de los peores crímenes. ¿Qué crimen ha podido cometer un bebé de dos meses fallecido en Navidad para que el alcalde de Champlan le niegue un lugar en el cementerio local?, ah si, un segundo, he olvidado que el bebé era gitano.
El Primer ministro afirma que la supuesta actitud del alcalde es un insulto al país. Yo lo considero un insulto contra todos los países y razas. Yo no soy gitana, pero me siento indignada como si lo fuese, porque ese bebé es de todos. La supuesta negativa del alcalde de Champlan a enterrar en el cementerio de la localidad al bebé muerto de una familia gitana rumana acampada ilegalmente allí ha producido reacciones políticas de indignación, incluida la del Primer Ministro de Francia, Manuel Valls que dijo «negar la sepultura a un niño en razón de su origen es una injuria a su memoria, a lo que es Francia». El bebé se enterrará en una localidad a siete kilómetros de Champlan, cuyo alcalde, el conservador Richard Trinquier, consideró que lo que había ocurrido con esa familia «no es aceptable, no es humano». La última línea ha sido cruzada, negar sepultura a un bebé muerto, bienvenido el 2015.