Conspiración, Mossad, geopolítica
El atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo es un apetecible caramelo para los teóricos de la conspiración
El atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo es un apetecible caramelo para los teóricos de la conspiración
El atentado contra la revista satírica “Charlie Hebdo” es un apetecible caramelo para los teóricos de la conspiración. Aunque la autoría real se desconoce –más allá de atribuirlo al llamado “yihadismo internacional”-, algunos apuntan a Al Qaeda del Yemen y otros al ISIS, ese Estado Islámico de Al Baghdadí. Grupos islamistas no faltan como candidatos de la ejecución del crimen.
Sin embargo, la tentación conspirativa surgió a las pocas horas, como epílogo siniestro de la barbarie. Así, el analista político ruso Alexei Martynov atribuye el atentado a servicios secretos norteamericanos, como una forma de forzar a los países europeos reticentes para que colaboren en el enfrentamiento estadounidense con Rusia. Paul Craig Roberts, del Institute for Political Economy, apunta también a Washington y cree que los atentados sirven para que Francia vuelva a la órbita U.S.A y deje de interferir en las sanciones a Rusia, además de forzar a Europa a alejarse de la causa palestina; y añade que el trabajo de los “neocons” americanos está incompleto: la agenda incluye a Hezbollah, Irán y Arabia Saudí, tras Libia, Siria e Irak. Eric Bolling, de la Fox, culpa a la propia Francia y “la política suicida de inmigración” del país galo. Laura Ingraham, en la misma línea, acusa a Francia de promover un multiculturalismo que tiene “consecuencias desagradables”. Rush Limbaugh pone a Obama en el punto de mira: en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas en 2012 decía que “el futuro no pertenece a aquellos que calumnian al profeta del islam”. Y, naturalmente, no podía faltar la acusación al Mossad. Según el International Business Times India, los servicios secretos israelíes estarían detrás del atentado porque su historial esta lleno de “operaciones de falsa bandera” en Oriente Medio y Europa, en defensa de la causa judía.
Todo ello tiene tintes novelescos. Zbigniew Brzezinski, consejero de seguridad nacional del presidente Carter, advierte de que Estados Unidos no puede convertirse en el enemigo número uno del islam…
Lo preocupante, en cualquier caso, es que solo en las mentes de ciertos totalitarios disfrazados de demócratas cabe la posibilidad de negar el derecho a la defensa de la única nación verdaderamente democrática del Oriente Medio. Que Israel intente debilitar a sus enemigos es tan legítimo como que éstos intenten lo contrario. Pero eso no le hace culpable ipso facto de “operaciones de falsa bandera”. Inglaterra pasó siglos tratando de socavar al imperio español. España, a su vez, se puso del lado de los nacientes Estados Unidos de América del Norte cuando se independizaron de Inglaterra. La URSS y su satélite cubano hicieron lo propio en África durante la Guerra Fría. Cuba sigue hoy con la misma historia en Venezuela. La geopolítica tiene estas cosas, y gustan o no gustan en función del lado en que se encuentre el que opina.
Post Scriptum: En 1898, U.S.A declaró la guerra a España por el hundimiento del “Maine” en el puerto de La Habana. Si lo hundieron o no los propios americanos para iniciar el conflicto, es irrelevante. La realidad es que ningún país puede permitir que islas próximas a su costa estén en manos enemigas. Es así de sencillo.