¿Quién ora por ellos?

Pienso en aquellos que tienen la valentía de no sucumbir ante el mal que produce las garras del EI. Es decir, aquellos que le dicen “no” y “basta ya” a la violencia aún a costa de sus propias vidas

Kayla ha fallecido. Posiblemente la responsabilidad de su muerte quedará difuminada por los ataques de ambos bandos, sean acusatorios o sean armamentistas. Con ello, no deja de resultar lamentable la muerte de occidentales cuya labor no es otra que ofrecer esperanza, ayuda y hasta cierto alivio a los los civiles inocentes que sufren las consecuencias del odio y de la estupidez humana. Por eso, mas que detenerme en Kayla, por la cual ya responderán, por la cual harán un funeral y a la cual hasta erigirán como emblema para justificar los ataques, quiero centrarme en aquellos que desaparecen y mueren en las sombras.

Sí, aquellos que no tienen voz. Así, pienso en los niños que mueren a diario víctimas de los ataques en las plazas públicas, en los pocos parques que se crean con los escombros y en las pocas escuelas que, si acaso, existen.

Pienso en los padres y en las madres que tienen que combatir contra la falta de recursos necesarios para vivir: alimentos, agua, vestido, e incluso un hogar digno. A lo que se le añade el esfuerzo por proteger sus hogares, si es que se le puede llamar de esa forma a una habitación en la que cohabitan más de 6 personas, de la irrupción de invasores a media noche, de las detonaciones, de los misiles y de los bombardeos.

Pienso en aquellos que tienen la valentía de no sucumbir ante el mal que produce las garras del EI. Es decir, aquellos que le dicen “no” y “basta ya” a la violencia aún a costa de sus propias vidas, sacrificadas con los métodos más obscenos de violencia.

Pero en concreto, pienso en la escasa implicación que puedo, y podemos, llegar a tener frente a un conflicto así. Es preocupante que mueran occidentales, y estoy seguro que se hacen los mayores esfuerzos por mantenerlos a salvo. Occidentales que tienen un nombre y un apellido, un espacio en la televisión y en los periódicos, incluso un lugar en nuestras oraciones, si es que oramos por ellos. Pero, por aquellos que no tienen voz, por aquellos cuyo nombre y apellido nunca se sabrán, por aquellos que han desaparecido sin ocupar un espacio si quiera en nuestros corazones ¿Quién ora por todos ellos?