Egipto contra el Estado Islámico
La llamada Primavera Árabe se está confirmando como un gigantesco producto de confusión interesada de la opinión pública occidental.
La llamada Primavera Árabe se está confirmando como un gigantesco producto de confusión interesada de la opinión pública occidental.
El presidente egipcio Abdefaltah Al Sisi ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que le permita bombardear las posiciones del Estado Islámico en su vecina Libia, donde 21 coptos egipcios han sido brutalmente ejecutados. La amenaza del yihadismo a los estados realmente existentes en Oriente Medio y el norte de África está inquietando sobre manera a ciertos jefes de estado que, de algún modo, son aún herederos de aquellos países que en mayor o menor medida fueron aliados de la extinta Unión Soviética.
La llamada Primavera Árabe se está confirmando como un gigantesco producto de confusión interesada de la opinión pública occidental. La versión oficial es que las masas empobrecidas y embrutecidas por dictadores autoritarios se liberó por fin de sus miedos y luchó por un futuro en libertad democrática, derrocando a estos tiranos, muchos de ellos aliados de Occidente hasta hace cuatro días.
Pero pronto esta versión comenzaba a no encajar con el desarrollo de los acontecimientos. El resultado de todos estos movimientos fue el ascenso en dichos estados de los sectores, partidos o tribus llamados islamistas. En otros estados como Arabia Saudí, Qatar o Kuwait, no ocurrió tal cosa, pues los llamados islamistas ya estaban en el poder y son aliados de EE.UU.
Por el contrario, los estados afectados, incluyendo Egipto, a pesar de sus buenas relaciones nominales con “Occidente”, eran aliados tradicionales de Rusia desde la época de la Unión Soviética y ahora también proveedores de materias primas a China. Hagan sus cálculos geopolíticos e inserten al Estado Islámico en ellos. A la fanfarria belicista de las declaraciones y propaganda mediática europea y americana no ha seguido un despliegue militar de estos mismos países contra el EI en Iraq, Siria o Libia tan decidido y palmario como en pasadas aventuras bélicas.
Egipto y Siria no deben esperar ayuda occidental y lo saben.