Los ovarios de Angelina

Angelina es una estrella planetaria pero (según ella misma escribe) tiene claras su prioridad: hacerse vieja y ver crecer a sus hijos y nietos. Tiene fuerza, coraje y voluntad. Y ovarios, muchos.

“La vida nos presenta desafíos. Los que no deben asustarnos son aquellos sobre los que podemos tomar el control”.  Esto escribía Angelina Jolie en mayo de 2013, cuando comunicaba al mundo que se había sometido a una doble mastectomía preventiva. Angelina había perdido a su madre, a su abuela y a su tía debido al cáncer y, por una mutación en el gen BRCA1, ella misma tenía un alto riesgo de enfermar también de cáncer de mama o de ovarios.

Han pasado dos años y hace unos días volvía a repetirse el proceso. En una carta remitida al New York Times Angelina hacía pública su operación de extirpación de ovarios o, para ser científicamente precisos, de salpingooforectomía bilateral.

Era inevitable que esta decisión atrajera el interés de medio mundo. Es admirable, por su parte, hacerlo público porque crees que es lo correcto, cuando sabes que vas a ser escrutada, sometida a la lupa de los botarates e ignorantes y criticada por razones absurdas.

Por eso admiro su valentía, su empuje y su serenidad. Ha demostrado en varias ocasiones que es una mujer que quiere llevar el control de su vida y también que se pone el mundo por montera y le da igual los ojos con los que la miren.

En su carta del 24 de marzo anima a todas las mujeres a buscar la máxima información posible sobre su cuerpo y su salud, a aceptar todos los consejos pero a tomar ellas mismas las mejores decisiones para su vida personal. Tomar el mando y tomar decisiones que, como en su caso, no siempre son fáciles. “El conocimiento es poder” dice en la última frase.

Angelina es una estrella planetaria pero (según ella misma escribe) tiene claras su prioridad: hacerse vieja y ver crecer a sus hijos y nietos. Tiene fuerza, coraje y voluntad. Y ovarios, muchos.