El voto vintage
La impunidad pública, la ausencia de castigo deja claro que la exigencia no sobra por aquí. Un ‘ya tal, el silencio, algunos eufemismos, el miedo o una andaluza salerosa que te entiende, y todo arreglado. Olé.
La impunidad pública, la ausencia de castigo deja claro que la exigencia no sobra por aquí. Un ‘ya tal, el silencio, algunos eufemismos, el miedo o una andaluza salerosa que te entiende, y todo arreglado. Olé.
Nuestros queridos gobernantes cometen errores, como todos; quien dice errores, dice ilegalidades. Delitos. Como los que cometen los delincuentes. Matices. Pero, como buenos mandatarios, saben poner orden y devolver el equilibrio a las cosas. Lo que no sé es ni cómo ni por qué; uno no sale de su pasmo. Una década de fraude en Andalucía cometida por el mismo gobierno, y resulta que calca el resultado. ERE que ERE. Sencillamente acojonante.
Por eso uno pierde la esperanza, ya no en los políticos conocidos, sino en los que tienen en su mano el derecho y deber de cambiar las cosas. Nosotros. Por eso uno ya no cree que, a pesar de todo, en las Generales se vaya a trastocar el blanco y negro. Como en las teles de culo de hace tantas décadas, así va el tema. Todo muy vintage, que se llama ahora a lo antiguo, añejo. (Tener palabras tan bonitas y usar otra que el 95% no sabe pronunciar va muy en la línea)
A la gente le cabreó ver que la capacidad de decisión de nuestro parlamento -no merece mayúscula- era nula en el momento en que Europa se quedó sin brillo. Que si desahucios, paro, inversiones públicas a empresas privadas (las mismas de los desahucios)… Haya calma. Haya ley. La seguridad ciudadana está en peligro. Ya tal. ¿Que el Tribunal de Estrasburgo dice qué? Cadena perpetua. ¿Que las organizaciones de derechos humanos cómo? ‘Rechazo en frontera’. Que ya tal, que no se entera. Sobre el dinero negro tengo claro que la culpa es de Bárcenas, pero no sé si es amigo fuerte o delincuente. Antes de poder preguntar, me advierten. ¡Cuidado, a su espalda, un Venezuela malo!
La impunidad pública, la ausencia de castigo deja claro que la exigencia no sobra por aquí. Un ‘ya tal’, el silencio, algunos eufemismos, el miedo o una andaluza salerosa que te entiende, y todo arreglado. Olé. El problema no es la falta de información, precisamente. Así que no sé. Vistos los resultados en Andalucía, vistos los resultados de Gran Hermano mil, visto que nuestro presidente es un delincuente y visto que el bipartidismo se mantendrá… está claro que abundan presuntas mentes. Definitivamente burras.