Cuatro razones por las que Esperanza Aguirre es mejor que el sexo
Esperanza Aguirre: ella es auténtica como el tronco del roble, como la pupila del niño, ella es la materia de la que está hecha la Realidad: tozuda, innegociable, íntegra. Y siempre sonriente.
Esperanza Aguirre: ella es auténtica como el tronco del roble, como la pupila del niño, ella es la materia de la que está hecha la Realidad: tozuda, innegociable, íntegra. Y siempre sonriente.
- Como bien saben todos los moralistas de jamón y queso desde el inicio de los tiempos, los placeres de la carne son efímeros, fugaces, cosa de un parpadeo. En cambio, Esperanza Aguirre permanece. El libertino vive en un estado de búsqueda incesante, siempre necesitando renovados estímulos para saciar su sed fáunica, sus ardores de media tarde. En cambio, el partidario de Esperanza Aguirre no anhela nuevas exploraciones: la luz esta ahí desde siempre y para siempre y ninguna tiniebla la vencerá.
- El sexo puede ser virtualizado, electrificado, convertido en neuro-espejismo cibernético, en una pura hipno-cáscara vacía. En cambio, el juego de espejos del porno no funcionaría con Esperanza Aguirre: ella es auténtica como el tronco del roble, como la pupila del niño, ella es la materia de la que está hecha la Realidad: tozuda, innegociable, íntegra. Y siempre sonriente.
- El sexo es bueno para la salud física y espiritual. Nos tonifica y eleva, nos reconcilia con nuestra gracia natural. No hay web de vegetarianos o meditadores o neo-paseantes matinales que no recomiende el sexo más o menos en el mismo tono que nuestras abuelas nos recordaban darnos jabón detrás de las orejas. El sexo se divorció de las drogas y el rock’n’roll y entró en su actual apogeo civil, plenamente inventariado y tontaina. Si alguien busca aún la experiencia canalla, la transgresión, el viento en la frente y la sabiduría de la autodestrucción (san Arthur Rimbaud, ora pro nobis) que se acerque a Esperanza Aguirre y sus Muchachos No Encarcelados. Ahí todavía se juega al póker en serio.
- Esperanza Aguirre ha sobrevivido a CQC, a un accidente de helicóptero, al zapaterismo, a una masacre en Bombay, a todos los remolinos de la trama Gürtel. Sin despeinarse. Las actrices porno, en cambio, a los cinco minutos ya están hechas una pena. Y dan esos grititos tan falsos.