Desmontando a la Troika
Los griegos han gritado No. Hacía mucho tiempo que una palabra tan corta no organizaba semejante barullo, y ésta sílaba se acaba de introducir en el núcleo mismo de un sistema que muchos creían intocable y cuya estructura empieza ya a deshacerse.
Los griegos han gritado No. Hacía mucho tiempo que una palabra tan corta no organizaba semejante barullo, y ésta sílaba se acaba de introducir en el núcleo mismo de un sistema que muchos creían intocable y cuya estructura empieza ya a deshacerse.
Los griegos han gritado No. Que no, que ya basta. Un maravilloso No atronador cuyo eco aún hoy resuena en algunas partes del mundo. Y lo que le queda. Es un No colectivo a un programa suicida, un No social, aglutinador, cargado de valentía y libre de culpa y de miedo. Es un No al abusón de la clase, el que cada día se lleva tu almuerzo a condición de no darte de hostias y ante el que estás acostumbrado a agachar la cabeza. Es un No cargado de dignidad aunque gritado a destiempo, porque siempre se aguanta de más ante el que tiene la sartén por el mango o el toro por los cuernos o lo que sea que tenga a su alcance el opresor de turno.
Hacía mucho tiempo que una palabra tan corta no organizaba semejante barullo, y ésta sílaba se acaba de introducir en el núcleo mismo de un sistema que muchos creían intocable y cuya estructura empieza ya a deshacerse. Es un polvillo fino lo que empieza a caer. Proviene de la estructura misma, del esqueleto, de unos materiales que se han demostrado poco adecuados para gobernar pueblos formados por gentes que viven y sienten y sobretodo, de un tiempo a esta parte, padecen.
El que no tiene nada que perder ha perdido hasta el miedo, pero por suerte en la mayoría de los casos se conserva la dignidad. Por eso emociona este No. Es la imagen de un pueblo avanzando con determinación guiado por gobernantes que saben estar a la altura; por políticos que hablan, que dan la cara e incluso dimiten por un intangible llamado bien común. Ver como miles de ciudadanos caminan a tientas de mano de Líderes con vocación y madera de Líderes reconforta y reconcilia un poquito con este mundillo de pacotilla.