Siria bombardeable

Hay que notar, por lo demás, que los que están luchando en tierra siria son extranjeros llegados de todas partes, incluyendo chavales de instituto inglés que hace un par de meses estaban metiendo mano a su novia y comiendo pipas. Los auténticos sirios, los pocos que quedan, están flotando en barcazas a la deriva en el Egeo, muertos de frío.

La opinión pública occidental (esa franquicia de los Simpson) va pidiendo que se bombardee a alguien, pero la cosa no es fácil.

Occidente apoyaba a El Assad, pero luego vino la “primavera árabe”; en un par de años se vio que los rebeldes habían salido rana y ahora convendría volver a apoyar al régimen, pero no podemos hacer la guerra junto a un aliado de Putin.

Por otra parte quien más daño hace al califato son los kurdos; podríamos apoyarlos, pero resulta que son enemigos de Turquía, que es miembro de la OTAN.

Bombardeemos entonces a quien suministra armas a los yihadistas: pero, vaya por Dios, el proveedor es Arabia Saudí, el único aliado importante que queda en la zona.

A Iran no se le puede bombardear porque ese tren pasó y ahora se firman acuerdos con ellos,  que son tan moderados y dialogantes.

Afganistán e Irak no se pueden bombardear más. Todo el mundo está aburrido de bombardear Afganistán e Irak.

Bombardear un poco a los talibanes, cosa que siempre venía bien, ahora no tiene sentido, porque le han declarado la guerra al Estado Islámico y los enemigos de los enemigos son nuestros amigos.

Se podría bombardear Pakistán por el simple hecho de estar por ahí, pero tienen la bomba atómica.

La geoestrategia tiene estas cosas, estas laberínticas cosas. Si alguien se pregunta por qué demonios están los Estados Unidos bombardeando Yemen (un paisito diminuto con insurgentes diminutos) la respuesta es: por simple eliminación. A alguien había que bombardear. La opinión pública occidental exigía (en la pausas publicitarias entre episodio y episodio de los Simpson en reposición) que alguien hiciera algo.  

Hay que notar, por lo demás, que los que están luchando en tierra siria son extranjeros llegados de todas partes, incluyendo chavales de instituto inglés que hace un par de meses estaban metiendo mano a su novia y comiendo pipas. Los auténticos sirios, los pocos que quedan, están flotando en barcazas a la deriva en el Egeo, muertos de frío.