El Ministerio del tiempo
Hubo un tiempo en que esas tierras les pertenecieron. Un tiempo sin lindes donde el instinto ordenaba qué camino tomar y cual evitar; de pan y queso. De voceros en las plazas y caciques en los ayuntamientos, aunque en esto andamos cerca.
Hubo un tiempo en que esas tierras les pertenecieron. Un tiempo sin lindes donde el instinto ordenaba qué camino tomar y cual evitar; de pan y queso. De voceros en las plazas y caciques en los ayuntamientos, aunque en esto andamos cerca.
Hubo un tiempo en que esas tierras les pertenecieron. Un tiempo sin lindes donde el instinto ordenaba qué camino tomar y cual evitar; de pan y queso. De voceros en las plazas y caciques en los ayuntamientos, aunque en esto andamos cerca. Ese pasado se manifiesta en algunos gestos que juzgamos obsoletos, porque ya no es que los jóvenes no sepan qué cosa es la trashumancia sino que los viejos empiezan a olvidarla y el corrector la señala en rojo como si me hubiese inventado el palabro; sin embargo un grupo de hombres recién salidos de la serie de TVE –poca mujer veo- no solo la practican sino que la reivindican para sus rebaños: ovejas cruzando de norte a sur en busca del dorado. Dentro de nada habrá que explicar la palabra “pastor”.
Es encomiable que nos tiren de las orejas para recordarnos lo que fuimos ya que el presente impone su dictadura. Claro que les motiva la necesidad, pues el suyo es un oficio tan esclavo como ingrato, pero detecto también el orgullo de poseer esa sabiduría que solo se alcanza tras un mano a mano con la naturaleza. El lenguaje del cielo y sus vientos. La verdad de una tierra que guarda en sí misma el secreto de la vida. Estas instantáneas me llevan a valorar cada vez más la riqueza del que solo cuenta con sus manos y el conocimiento de saber leer en el tronco de un árbol.
No obstante en este mundo reduccionista habrá quien deduzca, tras una ojeada a la foto sin perder más que unos segundos en ella, que las ovejas forman parte de una pseudo-manifestación ecologista en apoyo a los refugiados sirios a quienes vamos a integrar en el campo español que es un erial. La simpleza no tiene límites.