Sondeos de Halloween
Es la pesadilla de todo estratega electoral. Las encuestas pueden apuntalar o desmoronar los planes de campaña y las últimas que hemos conocido tienen un denominador común : el auge de Ciudadanos.
Es la pesadilla de todo estratega electoral. Las encuestas pueden apuntalar o desmoronar los planes de campaña y las últimas que hemos conocido tienen un denominador común : el auge de Ciudadanos.
Es la pesadilla de todo estratega electoral. Las encuestas pueden apuntalar o desmoronar los planes de campaña y las últimas que hemos conocido tienen un denominador común : el auge de Ciudadanos.
Cierto es que el suflé de Rivera es más abultado en algunos sondeos que en otros pero a estas alturas nadie duda de que su papel será clave en la formación del próximo gobierno de España. Y a pesar de su increíble acelerón en los sondeos, el partido naranja no renuncia a seguir subiendo y ganar las elecciones.
Su truco es sencillo y genial al mismo tiempo. Si las elecciones se ganan por el centro, hagamos un partido de centro y robemos esos votantes al PP y al PSOE .
Romper el bipartidismo por el centro y convertirse en alternativa de gobierno le ha costado a Ciudadanos apenas unos meses. Los mismos que ha tardado Podemos en pasar del primer al cuarto puesto en las encuestas. Ciudadanos ha dado la campanada electoral en las andaluzas, las municipales, las autonómicas y las catalanas. Podemos por el contrario ha encadenado decepción tras decepción desde su triunfo en las europeas.
Hay truco pero no hay trato. Porque Rivera se deja querer poco ( al menos de cara a la galería) y esa parece ser su estrategia. No dejar que ni PP ni PSOE piensen que podrán contar con su apoyo. Es la única manera de seguir captando votantes indecisos y de centro. El más mínimo error y todo puede venirse abajo.
El PP ya ha hecho su primer intento de frenar la estrategia de Ciudadanos .No es casual que Mariano Rajoy, tras cuatro años en la Moncloa, haya decidido esta semana enfundarse el traje de hombre de Estado. Un poco apolillado, sí, pero su papel de Presidente le permite al menos hacer el amago de coger el toro por los cuernos en Cataluña, lanzar una declaración desde Moncloa y poner a trabajar la maquinaria del Estado para frenar el desafío soberanista.
Es su deber e incluso le puede beneficiar electoralmente. Que en plena campaña se pueda llegar a colgar la medalla de ser el Presidente que ha salvado a España de la ruptura no está nada mal como golpe de efecto.
Pero incluso ahí, Rivera ha estado ágil. Su primera visita a la Moncloa, con corbata a juego con el atril incluida, ha sido brillante. No ha acudido a la cita con las manos vacías, sino con un pacto en firme en el portafolios con el que ha pretendido tomar la iniciativa de la respuesta común a Artur Mas y los suyos.
Y se podría decir que ha logrado en parte su objetivo. Ha pillado con el pie cambiado al Presidente del Gobierno y al líder de la oposición. Rajoy ha tenido que recoger el guante y Sánchez se ha visto casi obligado a hacerse el loco, para que no parezca lo que es: que el nuevo te ha comido la merienda ,se ha probado ya el traje de Presidente y ha presumido de liderazgo mientras tú sigues apagando los fuegos que te enciende cada dos semanas Susana Díaz.
Es cierto que a Sánchez los suyos tampoco se lo están poniendo fácil, pero sus últimos movimientos a espaldas del PSOE han hecho mella en su ya maltrecho liderazgo. Y esa es la diferencia con Rivera. Que él es el único referente de un partido que acaba de nacer . Sin embargo , la secretaría general del PSOE es un puesto con demasiados aspirantes y peligra en cada nueva cita electoral.
Así las cosas, la noche de Halloween para PP y PSOE ha tenido un mismo protagonista. El fantasma sigue siendo naranja pero “naranjito” es ahora una calabaza de las que asustan. El susto ya lo han dado las encuestas. El desenlace, lo veremos el 20-D.
