Deloitte no es una excepción: la dedocracia es la norma
424 superaron la selección; 117 entraron por la puerta de atrás, tras ser referidos por alguien. Son los enchufados de Deloitte. Oh, rasguémonos las vestiduras, claro Ya sabemos que la hipocresía es un pecado, pero una gran virtud política. ¿Pero a alguien le ha sorprendido esta noticia? ¿De verdad?
424 superaron la selección; 117 entraron por la puerta de atrás, tras ser referidos por alguien. Son los enchufados de Deloitte. Oh, rasguémonos las vestiduras, claro Ya sabemos que la hipocresía es un pecado, pero una gran virtud política. ¿Pero a alguien le ha sorprendido esta noticia? ¿De verdad?
424 superaron la selección; 117 entraron por la puerta de atrás, tras ser “referidos” por alguien. Son los enchufados de Deloitte.
Oh, rasguémonos las vestiduras, claro… Ya sabemos que la hipocresía es un pecado, pero una gran virtud política.
¿Pero a alguien le ha sorprendido esta noticia? ¿De verdad?
A esa gente le tengo que decir, con mayúscula pena por mi parte pues me duele destrozar su juvenil inocencia, que los Reyes Magos son los padres.
Y que UNO DE CADA CUATRO españoles accede a su puesto de trabajo porque «conoce a alguien» en la empresa, según datos del propio INEM.
Desde la novela de Pérez Galdós, Miau, en el que Ramón Villaamil se pasaba no sé cuántas páginas desarrollando un monólogo interior (y luego dicen que este recurso lo descubrió Joyce en el Ulises) que versaba sobre cuándo le iban a dar su ansiada cesantía, hasta el día de hoy, pasando por aquellos cesantes del franquismo, que ingresaban y cesaban en altos puestos de la Administración según la suerte política de sus padrinos,… nada nuevo parece brillar bajo el Sol.
Pero quien dice enchufe, dice dedazo. Y eso no solo ocurre en la empresa privada.
El artículo 103.3 de la Constitución Española, establece que la Ley regulará el acceso a la función pública de acuerdo con los principios de mérito y capacidad.
?El artículo 103 es tan fiable como el cuento de los Reyes Magos
Dado que la Administración Pública española lleva años aplicando criterios arbitrarios y contrarios a estos principios, nombrando a dedo a un gran número de funcionarios.??El único procedimiento que debería de regular el nombramiento de empleados públicos de niveles inferiores al 30 debería de ser el concurso de méritos, transparente, objetivo y verificable.
“Debería”.
Pero no “es”.
El abuso de la «dedocracia»– para cubrir los puestos más «sensibles» del organigrama funcionarial es uno de los principales motivos que juristas y politólogos ven tras las tramas de corrupción que aparecen en las distintas administraciones españolas.
Desde hace mucho tiempo la Administración se ha convertido en el botín de los partidos mayoritarios ya que las fuerzas políticas han puesto sus manos sucias en espacios que no les corresponden, como los empleos públicos.
El método fino para el procedimiento súper democrático del ‘dedazo’ es ‘libre designación’. Es un derecho que se reservan todos los gobiernos: el central, los autonómicos, e incluso las diputaciones y los ayuntamientos para contratar personas “de su confianza”.
¿Pero cuántos de estos cargos de confianza pululan por España?
Esa es la pregunta del millón.
O mejor dicho, de los 850 millones.
Que son los euros que nos cuestan al año los sueldos de los enchufados públicos.
El sindicato de funcionarios CSI-F estima que se trata de unos 20.000 asesores.
Por ejemplo, el año pasado en Asturias había más asesores que diputados. 47 para 44.
Sólo en el ayuntamiento de Madrid había 213 de estos trabajadores eventuales mientras que París había 36.
En España alguien está siendo asesorado por encima de sus posibilidades .
Y tenía razón aquel francés que dijo que la política es el arte de servirse de los hombres, haciendo creer que se les sirve.