Humor en defensa propia
Exhibo en mi escaparate de la corrala digital un lema de esos que igual sirve como síntesis de una vida que como muestra de un estado de ánimo. La actualidad me ataca y el humor me rescata, reza mi ocurrencia. El aforismo es un remedo del pensamiento del genial Eloy Arenas que recomienda reírse aunque sea en defensa propia.
Exhibo en mi escaparate de la corrala digital un lema de esos que igual sirve como síntesis de una vida que como muestra de un estado de ánimo. La actualidad me ataca y el humor me rescata, reza mi ocurrencia. El aforismo es un remedo del pensamiento del genial Eloy Arenas que recomienda reírse aunque sea en defensa propia.
Nuestras vidas han cambiado con las muertes provocadas en nombre de Alá en París. Permanecemos en estado de alarma desde entonces. La jauría terrorista ha logrado su primer objetivo: sembrar el pánico. Difícil es tornar la mueca de espanto en sonrisa. Imposible, seguramente. No obstante, el sentido del humor se me antoja, además de un bálsamo, una respuesta inteligente ante el fanatismo, que es la manera violenta con que se manifiesta la ignorancia.
Durante la redada que mantuvo Bruselas sitiada, la Policía solicitó a la población que se abstuviera de tuitear mensajes que pudiesen aportar pistas a los criminales, escondidos como ratas. La respuesta ciudadana fue una marea de tuits con los gatos como protagonistas. Fotos y comentarios sarcásticos sobre mininos se apoderaron de la red sin que Antonio Burgos tuviese que ver en el asunto. Los belgas atendieron el ruego de discreción, cosa imposible en España, donde, en defensa de la libertad de expresión, habríamos desvelado los movimientos policiales hasta en la hoja parroquial, me temo. El caso es que como gesto de gratitud, y tirando de un fino sentido del humor, las fuerzas de Seguridad respondieron con la imagen de un plato con comida para gatos y el mensaje: “para los gatos que nos ayudaron ayer… ¡sírvanse!”
Cuentan que cuando el pelotón de fusilamiento republicano estaba a punto de asesinar a Muñoz Seca, éste se dirigió a sus verdugos advirtiéndoles: “podéis quitarme todo, mi familia, la libertad y hasta la vida, pero hay algo que no podéis quitarme: el miedo que tengo”. Humor para tiempos de zozobra.